‘Irene’ paraliza a Nueva York

Sólo cuatro días después del terremoto, Nueva York se empieza a cerrar a la espera de ‘Irene’. Todas las líneas de metro, autobús y tren se interrumpirán desde el mediodía.

Aviso en la Interestatal 295 alertando del huracán

Se suspenderán los partidos, los estrenos de Broadway y las obras, incluidas las de la Zona Cero. No sonarán las notas de la ópera al aire libre en la plaza del Lincoln Center.

Cerrarán todos los Starbucks de la ciudad. Y hasta la tienda de Apple de la Quinta Avenida, que siempre abre 24 horas.

La ciudad está acostumbrada a los sustos, pero no a la tensa espera de una catástrofe natural prevista.

El alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, ha ordenado la evacuación de 250.000 personas antes de las cinco de la tarde (hora local), sobre todo en las zonas costeras del archipiélago que es la ciudad.

Las islas que forman Nueva York (sólo el Bronx está unido al continente) estarán casi aisladas durante 24 horas. Los cinco aeropuertos de la zona se han cerrado, incluido el JFK.

Los puentes que unen Manhattan con el resto de la ciudad interrumpirán también el paso si el viento supera los 96 kilómetros por hora de manera sostenida. Según los últimos pronósticos, los vientos pueden llegar a 130 kilómetros por hora.

El huracán ha perdido intensidad en las últimas horas y ha sido degradado de categoría 3 a 2 en una escala de 5. Pero puede recobrar fuerza según ascienda hacia el noreste. Sobre todo si llega a Nueva York sin haber tocado tierra.

Amenaza de apagones y cortes de agua

El principal factor de caos serán los cortes de agua y de luz, que pueden durar varios días en una ciudad propensa a los apagones.

En la capital del mundo la luz deja de funcionar con frecuencia durante los veranos tórridos por la sobrecarga de la red y el mal estado de las infraestructuras.

Los neoyorquinos lo saben y por eso inundaron los supermercados en busca de garrafas de agua, y las ferreterías en busca de linternas y bolsas isotérmicas.

Al anochecer del viernes, la tienda de electrónica de la calle 108 informaba en un cartel de que se le habían agotado los cargadores de teléfono y las radios de bolsillo.

Y las botellas de agua y de leche volaban del supermercado Gristedes. En la misma acera de Broadway, una docena de clientes arramplaban con las últimas linternas de una tienda del barrio.

Aunque en el centro de acogida del Colegio Juana de Arco de la calle 93 aún son escépticos sobre la magnitud de la tormenta. “Yo creo que no vendrá tanta gente. Sólo es porque el alcalde no quiere meter la pata esta vez”, dice uno de los policías en referencia a la parálisis de la ciudad este invierno por una tormenta de nieve.

La mayoría de los neoyorquinos vive en edificios altos y eso los hace más vulnerables al azote de la tormenta.

El viernes los conserjes se afanaban por transmitir consejos a los residentes para intentar reducir al mínimo los daños que se avecinan.

En un edificio de 18 pisos en Broadway, varios carteles advertían a los vecinos de que se quedarían sin agua caliente y les pedían que cerraran bien todas las ventanas y se pertrecharan de agua, linternas y comida no perecedera.

El alcalde Michael Bloomberg intentó convencer a los neoyorquinos de la gravedad de la emergencia a base de visitar las zonas costeras y calentar su cuenta de Twitter con mensajes de advertencia para sus conciudadanos.

Al atardecer, Bloomberg visitó el centro de evacuación de la Newcomers High School en el distrito de Queens e intercambió unas palabras con los policías. “Por ahora ha sido la única visita”, explicaba unos minutos después un agente orondo a este diario.

“¿quien va a venir a pasar la noche aquí si fuera hace calor y la tormenta no ha llegado? Aquí tenemos unas 50 camas y más comida de la que puedan comer. Pero supongo que vendrán mañana. Esta noche la pasaremos solos”.

Con información de elmundo.es

2011-08-27

Publicado por:
SoloDuque