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La Princesa de Orange y Claudia de Breij en el jardín del Palacio Huis ten Bosch, en La Haya. EFE/ RVD - Su Alteza Real la Princesa de Orange

La Haya, 16 nov (EFE).- La princesa heredera Amalia de Países Bajos acudió a un psicólogo infantil cuando era niña y aún lo visita regularmente para «desahogarse», recoge una biografía publicada este martes con motivo de su 18 cumpleaños el próximo mes y en la que habla por primera vez sobre la presión del trono, su educación o las redes sociales.

La joven princesa, que cumple la mayoría de edad el 7 de diciembre, estuvo acompañada el pasado verano por la comediante y presentadora neerlandesa Claudia de Breij, que escribió un retrato sobre la personalidad, el día a día y las aspiraciones de Amalia, aunque también admite que dejó fuera cuestiones demasiado privadas de la heredera «no porque sea una princesa, sino porque es aún una niña».

El libro contiene 112 páginas, y lo publica la editorial neerlandesa Pluim bajo el título «AMALIA», con una foto del archivo privado de la princesa, que ve su futuro como «un honor», con la «ventaja añadida de que le encantan las tiaras», dice la escritora a los medios locales.

«No creo que sea un tabú. Y no tengo problema en hablarlo en público. A veces todo pasa a ser demasiado para mí: la escuela, los amigos, y por eso hablo con alguien. Si tengo la necesidad, pido una cita. Me desahogo y estoy lista para otro mes», dice la joven, en un intento de romper el tabú sobre la salud mental, que considera tan «importante» como la física.

La joven menciona a Inés Zorreguieta, la hermana menor de su madre, la reina Máxima, que se quitó la vida a los 33 años, en 2018. Sufría un trastorno alimenticio y fue admitida en una clínica psiquiátrica por unos meses, pero no logró mejorar.

«Creo que hablar con un profesional de vez en cuando es bastante normal, sobre todo después de lo que le pasó a mi tía», señaló.

Los reyes Guillermo Alejandro y Máxima tomaron la decisión de enviar a Amalia a un terapeuta infantil cuando era niña porque estaban preocupados por el impacto que pudiera también tener en ella la muerte de su tío, el príncipe Friso, que falleció en 2013 tras un grave accidente de esquí en Lech, Austria.

Las riñas con sus hermanas, las princesas Alexia (16 años) y Ariadna (14 años), también fueron motivo de preocupación para los monarcas.

De Breij recibió el encargo de escribir este libro a principios de año. Tuvo una comida con la familia real antes de tomar una decisión, y después pasó varios días con la princesa, visitó el palacio Huis ten Bosch de La Haya seis veces y las dos intercambiaron mensajes de texto y correos electrónicos con frecuencia.

La princesa llevó a la comediante a los establos reales para presentarle a su caballo Mojito, y a un club de playa propiedad de los padres de una amiga de la joven, un chiringuito donde Amalia trabaja a veces haciendo unos cócteles «estupendos», dice la escritora. También hablaron de religión, redes sociales, sus días en el colegio y sus planes universitarios.

Amalia está interesada en Historia, Economía y Derecho, pero todavía no sabe qué estudiará, ni tampoco si lo hará en la Universidad de Leiden, como ha sido tradición en la familia real.

La escritora describe a Amalia como una joven centrada, seria, que cuestiona lo que ha logrado en su vida hasta ahora, que no ve el trono como un «lastre», y que es perfeccionista, un rasgo que habría heredado de su abuela Beatriz, la reina emérita.

Es la primera vez que Amalia ofrece una entrevista tan extensa sobre su vida, puesto que sus padres siempre la han mantenido lejos de los focos, con un acuerdo estricto con los medios de comunicación de Países Bajos, a los que ofrecen dos citas fotográficas al año, a cambio de que las princesas puedan llevar una vida fuera de la atención mediática.

En general, su presencia en los medios se ha limitado a apariciones espontáneas como en el Día del Rey, cuando Amalia contesta a alguna pregunta de los periodistas, acompañada de sus padres.

También se publicaron biografías similares cuando la anterior reina Beatriz y el actual rey Guillermo Alejandro cumplieron los 18 años.

«Si puedo evitar una mala situación a través de la diplomacia, si hago el mundo un poco mejor, entonces soy feliz. Estoy al servicio de mi país. Le entrego mi vida a Países Bajos», dice la heredera. Varios extractos del libro muestran la preocupación de la joven por su futuro papel como reina y por cómo puede ser útil a los neerlandeses.

De todos modos, la joven tiene claro que, de ocurrirle algo a su padre en el corto plazo, su madre, la reina Máxima, se hará cargo del trono hasta que ella esté lista. La princesa renunció a la asignación anual de 1,6 millones de euros que le corresponden desde los 18 años, hasta que ejerza de princesa.

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