Muy conmovido y a las lágrimas se le vio al cantante de vallenato Silvestre Dangond en el sepelio de Jorge Oñate, su padrino y mentor.
Era tal la cercanía entre ambos que en el inicio de la carrera del ‘urimitero’ el mismo Oñate le prestaba sus músicos para que este pudiera hacer sus presentaciones.
Ya alcanzada la fama, Silvestre no se olvidó y en cada ocasión que tuvo le recordó lo agradecido que estaba con él y el inmenso cariño que le tenía.
Fue tanto así que en las horas más difíciles de la enfermedad del “Ruiseñor del Cesar” y cuando precisó ser trasladado a Medellín para seguir su atención, Dangond puso a disposición su avión personal para que la familia se trasladara también a la capital de Antioquia.
Pero perdida la batalla tras 41 días, Silvestre se soltó en llanto en pleno sepelio y tuvo palabras desde redes sociales para decirle adiós a su padrino.
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