Foto tomada de redes sociales.
La libre expresión en Venezuela se ha convertido en una condena de una década para Merlys Oropeza, una joven sentenciada a 10 años de prisión en 2024 por una queja expresada a través de un estado de WhatsApp. El caso de Oropeza, quien se aproxima a cumplir un año de encarcelamiento, revela la fragilidad de los derechos fundamentales bajo el régimen venezolano.
La inusitada condena de Oropeza se originó de una crítica a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), un programa gubernamental de distribución de alimentos subsidiados, estrechamente vinculado al gobierno de Nicolás Maduro. El 9 de agosto de 2024, Merlys publicó en su estado de WhatsApp: “Estas son las palabras de la jefe del CLAP de Las Carolinas, calle 4. Qué triste ver a personas que prefieren la bolsa de gorgojos al futuro de sus hijos”.
Poco tiempo después de esta publicación, Merlys Oropeza fue detenida en el marco de una persecución contra opositores, en un contexto de rechazo a un presunto fraude en las últimas elecciones presidenciales venezolanas, cuyas actas aún no han sido publicadas. A pesar de que se desconoce quién alertó a la dirigente del consejo comunal sobre su queja, el Tribunal Tercero de Juicio de Maturín la declaró culpable de los delitos de incitación al odio y asociación para delinquir, imponiéndole la desproporcionada pena de 10 años.
El deterioro de la salud física y mental de Merlys Oropeza ha sido notorio durante su casi un año de encierro. Una carta que logró enviar a sus padres se ha convertido en un desgarrador testimonio de su calvario, revelando su profunda desesperación.
En la misiva, Merlys expresa que “ya no le quedan fuerzas” para seguir. “Estoy perdiendo la esperanza. Me siento sola. Solo le pido a Dios que no me abandone, que le dé fuerzas a mi familia para resistir este dolor”, se lee en un fragmento. Su angustia se acentúa al pedirles a sus padres que no la visiten con “esa tristeza en los ojos” y manifestar que se ha rendido. “Solo quiero pedirles perdón por haber arruinado mi vida y la de ustedes con ella. (…) Ustedes merecen alegría, merecen una vida que les devuelva el amor que les ha sobrado… y ya no sé si tenga fuerzas para ser esa hija. Ya no sé si tenga fuerzas para seguir respirando”, concluye la carta, reflejando el extremo sufrimiento de la joven venezolana.
El caso de Merlys Oropeza se suma a la larga lista de denuncias sobre la represión a la disidencia y la violación de los derechos humanos en Venezuela, poniendo en evidencia las severas consecuencias de la falta de libertad de expresión en el país.
El menor se encuentra desaparecido desde el pasado 1 de diciembre de 2025
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