Gloria, el embajador flotante de la Armada colombiana

Un día normal a bordo del Buque Escuela ARC Gloria de la Armada colombiana comienza antes del alba, cuando se realizan las rutinas de desayuno y ejercicio mientras el velero, que está próximo a cumplir medio siglo, navega plácido por las aguas del mar Caribe para otro crucero de instrucción.

El Gloria, conocido como el “embajador flotante” de Colombia, zarpó del puerto de Cartagena de Indias el pasado 27 de octubre y después de cuatro días atracó en la isla de San Andrés, que junto con las de Providencia y Santa Catalina y varios cayos forman el principal archipiélago del país en el Caribe.

En esta ocasión, Efe acompañó a un grupo de 66 grumetes de la Escuela Naval de Suboficiales de Barranquilla que hacen parte de un total de 144 tripulantes que participan en el crucero cuyo puerto final será nuevamente Cartagena, a donde regresarán el próximo 15 de diciembre.

Después de San Andrés, el Gloria puso proa hacia Puerto Cortés, en Honduras, donde el navío atraca este domingo y permanecerá hasta el 8 de noviembre.

El Gloria es un velero tipo bergantín barca que Colombia adquirió a España hace 49 años para que fuera su buque escuela y, al mismo tiempo, su embajador en los mares y puertos de todo el mundo que cada año visita como parte de los cruceros de entrenamiento en los que cadetes y grumetes se forman en navegación a vela.

En la jornada de la mañana los grumetes ven materias teóricas relacionadas con la navegación y en las tardes ponen en práctica todo lo aprendido en las clases.

El buque mide 64,6 metros de eslora y 10,6 de manga, su mástil alcanza una altura de 40 metros y la superficie de sus velas ocupa un área de 1.693 metros cuadrados que le permiten alcanzar una velocidad máxima de 12,5 nudos, y tiene una autonomía de 60 días.

Durante la navegación, el comandante del buque, capitán de navío Hernando García, explicó a Efe que el velero “es el templo donde se cultivan las artes y las ciencias de la navegación” de la Armada colombiana.

El buque Gloria “representa nuestra historia, nuestras tradiciones, la cultura del hombre y la mujer que sirven en el mar, y tiene un gran significado y simbolismo para todos nosotros; es donde nos hacemos los marinos que acogimos esta carrera y vocación de servicio en el mar”, manifestó el oficial.

Este sentimiento se nota en el detalle y el esmero que toda la tripulación dedica a cuidar el barco mientras ven como el sol sale y se pone cada día como un disco naranja en el horizonte del Caribe.

Desde que amanece hasta que anochece, tres turnos de guardia vigilan que todo dentro y fuera del Gloria esté impecable, funcionando en perfecto estado y en completo orden.

Prueba de ello es la dedicación con la que el grumete Juan Cardona pule hasta dejar reluciente el escudo metálico del Gloria, velero al que trata con esmero y dedicación como si se tratara de su “novia”, según dice.

Los cuidados van más allá del mantenimiento para evitar contratiempos y asegurarse de que el velero permanezca reluciente, y abarcan también la protección de la integridad física de la tripulación y la seguridad del buque.

Para ello se realizan constantes inspecciones de seguridad con el fin de impedir que el barco sea “contaminado” con cualquier sustancia, como los narcóticos.

En este crucero el Gloria visitará, además de San Andrés (Colombia) y Puerto Cortés (Honduras), las ciudades de Puerto Limón (Costa Rica), Barranquilla y Santa Marta (Colombia), Fort-de-France (Martinica) y Santo Domingo (República Dominicana), para desde allí regresar a Cartagena de Indias.

El buque Gloria fue encargado a los astilleros Celaya S.A. en Bilbao (España) en 1968 y el año próximo cumplirá su cincuentenario, que celebrará, entre otras actividades, con su participación en el Sail Cartagena 2018, una regata que reúne a los grandes veleros de América.

El Gloria ha realizado 47 cruceros de entrenamiento, en tres ocasiones ha circunnavegado el globo terráqueo y ha tocado puertos en 77 países.

Hasta la fecha, y en un periodo de tiempo que suma 8.955 días, ha navegado un poco más de 827.808,5 millas náuticas, lo que equivaldría a darle 117 vueltas al mundo. EFE