El ‘Boterismo’ fue un término que el maestro Fernando Botero utilizó para nombrar su arte, su manera de hacer esculturas y de pintar.
Fue un hombre que llevó el arte fuera de los estereotipos y lo transformó en una cultura.
Fueron muchas las obras que el maestro realizó y que tuvieron ese toque de gordura y de tamaños exageradamente voluptuosos y redondeados.
Fue claro que él no buscaba representar la gordura sino el volumen en las piezas.
Fue en la década de 1980, que el arte antioqueño empezó a ser referente mundial, logrando así exponer su arte en países como Dubái, Londres, Moscú, Berlín, París.
Una obra del artista logró el récord mundial en una subasta de la casa Christie’s en Nueva York fue “Hombre a caballo”, esta se vendió por un valor de $4,3 millones de dólares, que en peso colombianos serían unos $13.362.000.000
En dos de las ciudades principales de Colombia existen lugares representativos del maestro Botero.
En Medellín, está la plaza Botero ubicada en el centro de la ciudad, donde cualquier persona puede ir a ver varias de sus creaciones y en Bogotá, está el museo que fue dedicado a su imagen y a su arte.
Fue vendida por más de 1 millón de dólares en una subasta de arte de Latinoamérica organizada por Christie’s
Esta obra, fue realizada en bronce, tiene 3,5 metros de largo y 1,5 de ancho
Esta obra es de 1992 y se encuentra entre el aparcamiento y la Terminal T1 de llegadas del Aeropuerto de Adolfo Suárez Madrid-Barajas
Esta escultura se encuentra en el museo Herning Museum of Contemporary Art, Herning (Dinamarca)
Es un Óleo de (58 x 38 cm.)
Con esta puntura Botero quiso contar un hecho histórico de los años 90 del siglo XX la muerte de Pablo Escobar en 1993.
Esta escultura es un recuerdo de una foto de su padre montando una mula. Esta es una escultura de 3,5 metros de alto. Actualmente, es exhibida en el Museo de Botero y está fabricada en bronce.
La Monalisa, un personaje de la historia del arte universal, fue reinterpretada por Fernando Botero en diferentes ocasiones.
El Gato de Fernando Botero fue adquirido por el Ayuntamiento de Barcelona en 1987. Desde entonces y hasta el año 2003, anda por las calles de la cuidad hasta encontrar un lugar definitivo para dejarla.
Botero trabajó durante cinco meses en este proyecto antes de presentarlo por primera vez en 2011 en la galería Marlborough a Nueva York.
Fernando resaltó que siempre quiso pintar situaciones cotidianas, de violencia, tortura, también la pasión de Cristo, la belleza.
Este escultor antioqueño, no tuvo triunfo desde sus inicios pues constantemente fue rechazado por el gremio por recrear pinturas y esculturas salidas de lo tradicional.
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