Resumen: La propuesta de un incremento del 23% en el salario mínimo para 2026 ha generado una profunda preocupación en Colombia, ya que expertos advierten que un ajuste de tal magnitud, desconectado de la productividad y la inflación proyectada, provocaría un efecto devastador en la economía formal. Al disparar los costos de contratación, especialmente para las pymes que sostienen el 80% del empleo, esta medida incentivaría el despido masivo y el desplazamiento de millones de trabajadores hacia la informalidad, anulando cualquier beneficio real en el poder adquisitivo mediante una espiral inflacionaria que encarecería de inmediato los bienes y servicios básicos.
A medida que el 2025 llega a su fin, la discusión sobre el salario mínimo para 2026 ha tomado un giro inesperado y preocupante. En los pasillos del Ministerio del Trabajo y en diversos sectores técnicos ha circulado un borrador que sugiere un incremento del 23%, una cifra que rompería cualquier precedente histórico reciente y que situaría el sueldo básico en aproximadamente $1.746.882 (sin incluir auxilio de transporte).
Si bien la intención del Gobierno Nacional, bajo la premisa del “salario vital”, es mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores, la realidad económica del país plantea un escenario mucho más sombrío. Gremios como Fenalco y centros de pensamiento como Fedesarrollo coinciden en un diagnóstico letal: un alza desproporcionada no generaría más riqueza, sino que empujaría a millones de colombianos al “rebusque”.
El concepto del “Salario Vital” vs. la Realidad de la Caja
La propuesta del 23% se fundamenta en los estándares de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que sugieren que un trabajador debería ganar lo suficiente para cubrir vivienda, salud, educación y alimentación de manera digna. Bajo esta óptica, el Gobierno estima que el mínimo debería superar los $1.8 millones.
Sin embargo, economistas e investigadores señalan que aplicar este ajuste de “golpe” en 2026 ignoraría la baja productividad que ha registrado el país. En 2025, la productividad laboral cerró con cifras cercanas a cero o incluso negativas en algunos trimestres. Subir el salario un 23% cuando la productividad no crece es, en términos técnicos, un desequilibrio que las empresas terminan pagando con recortes de personal.
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El “Efecto Búmeran” en la Informalidad Laboral
El impacto más severo de un aumento del 23% no recae sobre las grandes corporaciones, sino sobre las micro, pequeñas y medianas empresas (pymes), que generan más del 80% del empleo en Colombia.
¿Por qué aumenta la informalidad?
Costos no salariales: En Colombia, contratar a alguien formalmente cuesta un 53% adicional sobre el salario básico (salud, pensión, riesgos, paraestatales). Con un aumento del 23%, el costo total por empleado para un microempresario saltaría de forma insostenible.
Barrera de entrada: Miles de establecimientos comerciales, restaurantes y peluquerías no tienen el margen de ganancia para absorber un alza de dos dígitos. La opción para muchos será pasar a la “nómina gris” (pagar por debajo del mínimo o sin seguridad social).
Desplazamiento al rebusque: Según cifras del DANE, la informalidad en Colombia ya ronda el 56%. Un alza del 23% podría llevar esta cifra por encima del 60%, condenando a los trabajadores a empleos sin protección social ni estabilidad.
La advertencia de los expertos: ¿Un “suicidio” económico?
Expertos de la Universidad Nacional y Fedesarrollo han sido enfáticos: un salario mínimo que se aleja de la inflación proyectada (que para el cierre de 2025 se estima en torno al 5.3%) genera una espiral inflacionaria.
“Si el salario sube un 23%, los precios de los bienes y servicios básicos subirán de inmediato para compensar el costo laboral. Al final, el trabajador recibirá más billetes, pero podrá comprar lo mismo o menos”, explican analistas financieros.
Además, sectores intensivos en mano de obra como la seguridad privada, la limpieza y el comercio verían sus costos operativos dispararse, lo que obligaría a renegociar contratos de servicios que están indexados al mínimo, encareciendo la vida de todos los ciudadanos.
El Algoritmo de la Crisis: ¿Qué pasará con su bolsillo?
Para el ciudadano de a pie, este aumento no solo significa un posible ajuste en su sueldo, sino una “cascada” de alzas en:
Aportes a salud y pensión para independientes (que suben automáticamente con el mínimo).
Multas de tránsito y servicios notariales.
Cuotas moderadoras de las EPS.
Arriendos, que aunque se rigen por la inflación, suelen verse presionados por la liquidez del mercado.
Un aumento del 23% podría parecer una victoria social en el papel, pero en la práctica amenaza con convertirse en una trampa de pobreza para quienes hoy luchan por mantenerse en la formalidad. La economía colombiana necesita un equilibrio que proteja el bolsillo del trabajador sin asfixiar al empleador que paga los impuestos.
Filtran decreto que confirmaría lo que sube el mínimo para el 2026: en esto queda con auxilio de transporte
Urgente: Anda circulando la filtración del decreto de incremento de Salario Mínimo, este se subiría un 23% a $1.750.905. No quiero imaginarme la inflación de enero de 2026, estamos ante unos bandidos populistas. pic.twitter.com/W0loU0fREI
— Mauricio Tobón Franco (@Mauriciotobonf) December 28, 2025
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