En una democracia todas las personas tienen derecho a participar activamente en la política de su país y en el control de la gestión pública. ¡Que gran privilegio!

Entonces, esa intervención no puede ni debe ser encausada en mezquinos intereses reducidos a la lucha de poder, expresados en la utilización, particularmente, de una juventud que quizás, por su impericia e ingenuidad, ven en la violencia y en la destrucción institucional el logro de sus aspiraciones, sin atisbar que están ¨matando¨ su futuro y sin conocer ni acatar los mínimos estándares de respeto establecidos en el derecho internacional humanitario para materializar ese derecho.

En ese estadio se encuentra el paro que ayer completó un mes exacto y que a la inmensa mayoría de los Colombianos, que amamos y creemos en nuestra patria, nos causa indignación, máxime cuando desde diferentes frentes se señala entre sus promotores al incendiario Gustavo Petro, quien al no lograr electoralmente hacerse con el poder, anunció su particular declaración de guerra de la toma de las calles, la que hoy nos tiene en la hecatombe que afecta la nación, como objetivamente se puede apreciar de los datos publicados sobre las pérdidas materiales que día a día vienen causando y que sólo dejarán desolación y penuria.

Pero ahí no para ese paro. Se extiende a mayores e irreparables consecuencias como es la pérdida de la vida, las graves lesiones personales y la total abolición de la dignidad humana, afectando, especialmente, a los hombres y mujeres que juran defender nuestra vida, honra y bienes, aquéllos que visten con honor el uniforme de policías y de soldados. La información entregada por Mindefensa confirma esa apreciación, fallecimientos, linchamiento, violación y lesionados. Un país que no respeta la autoridad que representa la Fuerza Pública, guardiana de la democracia, es una nación llamada a desaparecer como soberana y libre. Cuando eso ocurre, es la anarquía la que gobierna y lo que, al parecer, pretenden quienes toman parte del paro.

La financiación de esas operaciones criminales, a voces del Comandante General de la Policía General Jorge Vargas, viene de Venezuela e ingresa por Arauca. Así quedó en evidencia con la captura de alias Richard perteneciente a la Segunda Marquetalia. No se trata de un paro o marcha pacífica hay evidente subvención del exterior con claro designio desestabilizador; la antigua guerra o conflicto en los campos y montañas de Colombia, la trasladaron a las principales ciudades de Colombia y su meta principal es sembrar el caos y el hambre.

¿Qué hacer ante un panorama tan delicadamente complejo, el que obedece a una agenda global que tiene sus orígenes en Cuba y la diseñó el tirano Fidel Castro cuando la montó en el Foro de Sao Paulo? La sociedad civil no tiene posibilidad alguna de enfrentar esos milicianos subversivos ni al nutrido grupo de vándalos, a quienes se les ve en su rostro la satisfacción que les produce la catástrofe que consiguen. La sociedad civil solo puede impulsar su defensa, entiéndase bien defensa y no ataque, expresándose solidaria y pacíficamente.

Cali, Armenia, Medellín y otras ciudades del país ya han dado ejemplo y puesto un grano significativo de unidad y solidaridad, sólo que aquéllos impregnados por el odio y/o por el pago que reciben no entienden el mensaje, por eso, a pesar de la multitudinaria manifestación de los vallecaucanos continuaron los actos de terror y la criminalidad en ese departamento, como lo denunció su gobernadora.

Bogotá no se quedó atrás. Estuvo a la altura de esas significativas marchas, dando no solo un gran paso, sino un tremendo salto para que los sembradores de maldad y daños a la vez que entiendan que pacíficamente se puede reclamar, comprendan que la unión de los ciudadanos está en marcha y que no nos va vencer el miedo que tratan de inocular en las redes con sus videos destructivos, reproducidos en varios noticieros.

No es hora de atrincherarnos es hora de acción con decisión. Piensen estimados lectores que esta agresión no se va a derrotar exclusivamente con discursos y mensajes en las redes virtuales. Esos oscuros personajes tienen cubierto con financiación ilegal el actuar en contra de nuestras redes, sin embargo, así sean objeto de ataque nuestra actuación masiva virtual en redes continuará, pero, si bien cumple un propósito no es el medio idóneo para conseguir el despertar ciudadano, por el contrario, ya se acusa cansancio de tanta repetición en las redes.

Por eso, el compromiso cívico ciudadano, motivó a marchar con nuestra camiseta de la selección o con camisa blanca. El mundo debe conocer el clamor de la ciudad capital rechazando el vandalismo, la violencia y desde luego, solicitando la urgente intervención de los organismos para que constaten que se están vulnerando los derechos humanos de todos sus habitantes y lesionando y masacrando a la Fuerza Pública, en particular, al Esmad.

En esa comprobación podrá también confirmar el grave daño que causa el activismo judicial mediante el cual consiguieron la expedición de sentencias de los tribunales a través de las cuales maniataron a esos servidores públicos, impidiéndoles obrar como lo admiten los esquemas internacionales para rechazar y enfrentar las acciones de los violentos, y vaya que los que actúan en Colombia son por completo sediciosos, brutales y dañinos; no titubean para arrojar a la humanidad del policía bombas incendiarias o piedras, que de acertar, lesionan a la persona.

Los países demócratas y civilizados sin excepción tienen fuerzas policiales antidisturbios dotados de las facultades que corresponde. Acá se quiere por completo hacer desaparecer la fuerza policial del Esmad y peor aún quieren que la Policía no dependa ni haga parte de las FFMM, sino que se convierta en un cuerpo de índole civil para abrir, según parece, paso e ingreso a los desmovilizados provenientes del proceso de Paz. No les bastó con hacerse a la UNP, ahora quieren también a la fuerza del orden, la Policía.

Jóvenes bogotanos y ciudadanía en general nos corresponde cuidar la casa y defenderla con entrega y honor. En Venezuela la juventud dio ejemplo y luchó por recuperar su país, pero pudo más la corrupción de sus fuerzas militares y el populismo chavista, los que resultaron apoyados por la indiferencia y el miedo de sus ciudadanos empresarios, quienes, en gran parte optaron por salirse de su país y no enfrentar, como correspondía esa problemática. Hoy son migrantes pero parias en el mundo.

Colombia es nuestro hogar, el ADN que tenemos nos demuestra que siempre nos levantamos ante el infortunio y la tragedia. No podemos fallar en los actuales y difíciles momentos.

Como lo expresó Jorge Luis Borges “Nadie es la patria, pero todos lo somos”, por eso nos uniremos para marchar en su defensa, así como de la democracia y de la verdadera paz en nuestro país. El gobierno sabrá que le apoyamos y respaldamos en restablecer la autoridad y el orden, para lo cual contamos con el auxilio de nuestras valerosas Fuerzas Militares y Policiales.

Pildorita: Excelente la decisión de segunda instancia proferida por el Tribunal Superior de Bogotá, que impidió que se colara como víctima la cuestionada testigo Deyanira Gómez expareja, al parecer, de Guillermo Monsalve, puerta que había permitido la Juez penal 28 de conocimiento. Por supuesto, mucho mejor que al pseudo periodista Gonzalo Guillen no le hayan permitido ingresar al proceso infame que sigue en contra del Sr. Expresidente Alvaro Uribe Vélez, al negar su pretendido y abusivo ingreso como víctima.

@HenaoBernardo

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Redacción Minuto30

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