A “Natalia” un amigo la engañó con un supuesto contrato como modelo. Para ganarse $700.000, ese sujeto, conocido con el alias de “Piolo”, le prometió que la agencia le prestaba para cirugías y que le iban a pagar hasta dos mil dólares a la semana si se iba a modelar a Ciudad de Guatemala.
Para la joven, a sus dieciocho años y con su familia sumida en una crisis económica, fue imposible decir que no, ¿quién rechaza una oportunidad así?
Las cosas, sin embargo, no eran color de rosa. Cuando llegó a ese país le quitaron su cédula y su pasaporte. Para que se los entregaran tenía que pagar su deuda, que en ese momento, antes de las multas y las injusticias, ascendía a los once mil dólares.
Las pasarelas y las cámaras las cambiaron por un club nocturno llamado Rodizio Espada, en el que tenía que desnudarse, bailar y tener sexo con desconocidos. Una noche con ella, o con cualquier chica del club, valía 820 dólares. De esa plata, a “Natalia” solo le tocaban 300 dólares, y de ahí también le sacaban para pagar su deuda.
Y eso sin contar las multas. Cuenta “Natalia” que sus captores hacían de todo para que la deuda aumentara. Por ejemplo, si tenía una uña despintada le cobraban 150 dólares de multa, si llegaban con el pelo sucio les cobraban 100 dólares, si rechazaba a un cliente eran 2000 dólares.
“Bajo ese régimen era muy difícil saldar la deuda”, dice la mujer.
Su primer día de trabajo fue traumático. No fue capaz de atender a su primer cliente y recibió una golpiza que no se le va a olvidar, además de la penalidad económica con la que su deuda comenzó a subir.
En una ciudad desconocida, lejos de su familia, explotada y retenida como una secuestrada, “Natalia” entró en una depresión que la llevó a las drogas. Rechazó su situación y como ella dice, “se rebeló”. No iba a trabajar, no quería hacer nada, así que por cuenta de las multas su deuda subió hasta los 56 mil dólares.
Además, tuvo problemas con su patrona. Su rebeldía no le gustó a la dueña del Rodizio Espada, conocida con el alias de “Evelyn”, quien ordenaba golpizas para ella y penalidades económicas que subían las cifras de su deuda y alejaban las posibilidades de salir de allá. Por orden de esa mujer la mandaban a atender a los clientes más difíciles, le pegaban, la maltrataban, y la llegaron, incluso, a lanzar desde un segundo piso.
18 meses tuvieron que pasar para que encontrara una salida de ese infierno: “Salí volada”, dice.
Un millonario se enamoró de ella, pagó su deuda y se la llevó a vivir con él. Sin embargo, para regresar a Colombia tuvo que escapar de otra cárcel: “me le volé a él también porque pensaba que me había comprado”, cuenta.
Dos meses después de llegar a Guatemala, “Natalia” se atrevió a hablar con su mamá sobre lo que estaba pasando. La señora le contó a la Fiscalía que su hija era la posible víctima de una red de trata de personas y que estaba siendo explotada sexualmente en Guatemala. Así lo hicieron las familias de otras jóvenes que permanecían en ese lugar, por cuyas denuncias fue abierto un proceso por parte del ente investigador.
Con las pesquisas de Fiscalía, el rumor del proceso llegó a Ciudad de Guatemala. Entre amenazas, la dueña del club nocturno y “patrona” de “Natalia” le ordenó a las jóvenes que le dijeran a sus familiares que no cooperaran con Fiscalía y decidió que iba a revisar cada una de las conversaciones telefónicas de sus chicas.
Ante la presión, las jóvenes limitaron las llamadas y comenzaron a comunicarse vía mail. Anotaban todo lo que sabían y lo enviaban a sus familiares. Entre los datos que lograron recolectar se encontraba el nombre real de Evelyn: Gloria Patricia Ramírez Rojas.
La investigación avanzó con un hecho aislado que contribuyó a que la red de trata de personas de la que fue víctima “Natalia” comenzara a desmoronarse: en junio de 2011 asesinaron a Alexis Juárez Delgado, un narcotraficante colombiano que fue baleado en Ciudad de Guatemala, quien era además la pareja de Evelyn.
Una vez se enteró del asesinato del narco, “Natalia” llamó a Interpol. Ella se encontraba ya viviendo con el millonario que la rescató, así que se hizo pasar por otra persona y le dijo a las autoridades que Juárez y Evelyn la estaban explotando sexualmente y la tenían retenida.
Con su llamada no logró que capturaran a Evelyn, pero pudo hacer que el Rodizio Espada fuera clausurado.
Con la situación contra ella, Ramírez Rojas y sus secuaces tuvieron que regresar a Colombia y dejar libres a las chicas que tenían retenidas. La Fiscalía ya sabía sus nombres, así que una vez en Colombia su captura se simplificó.
El 30 de marzo de 2012, Gloria Patricia Ramírez Rojas, alias “Evelyn” fue capturada junto a Héctor Alonso Londoño Ríos, alias “Piolo”. También fueron detenidas Mónica Adriana Yepes, John Jairo Cuero González, Claudia Andrea Cano Jaramillo y Claudia Ramírez Rojas, todos miembros de la red.
Fuentes cercanas al caso indican que la mayoría de estas personas disfrutan hoy de libertad condicional, entre ellos alias “Piolo”, con quien inició el infierno de “Natalia”. Alias “Evelyn”, por su parte, saldrá a disfrutar de ese beneficio en un año.
Con sus captores sueltos, “Natalia” tuvo que irse de Colombia. Aunque el miedo no se ha ido, ahora está casada y vive una vida feliz junto a su esposo y su hijo en otro país.
Asegura que ella y las demás jóvenes se sienten “muy inseguras, no tenemos tranquilidad, siempre está el temor”.
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