Con una fuerte crítica al trabajo que se ha hecho en Medellín para controlar las llamadas plazas y ollas de vicio, avanza a esta hora en el recinto del Concejo Municipal un debate donde los corporados han dicho que “el trabajo de la policía se debe concentrar en atacar las fábricas y redes de microtráfico, y no tanto los sitios de expendio”.
Robert Bohórquez, el concejal que citó a este debate, señala que en Medellín y el Valle de Aburrá se consumen 30 toneladas de drogas alucinógenas al año, lo que hace pensar que el “problema es de gran calibre”.
Por su parte, el general José Ángel Mendoza, comandante de la Policía Metropolitana, insiste en que los controles han surtido efecto y que muestra de ello fue la reciente intervención a la “olla” de Barbacoas, y las 8 toneladas de drogas decomisadas este año en Medellín.
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