Hoy muchos de los aceites esenciales que constituyen la base de un perfume se producen de forma artificial en laboratorio, mediante moléculas de olor, pero las marcas más exclusivas siguen utilizando flores y plantas. Sus cualidades olfativas dependen de factores como el momento de la recolección.

Después este se disuelve en alcohol y se destila para conseguir el absoluto, un líquido espeso que es la esencia pura de la planta en cuestión.
Para conseguir un kilo de absoluto de jazmín o de rosa se precisan nada menos que ¡de 2 a 4 toneladas de flores!
Al final está el nariz o perfumista, que igual que un pintor mezcla los colores, tiene que elaborar el perfume el nariz jugando con una paleta de cientos o incluso miles de fragancias con las que trabajar.
De su capacidad de combinar y armonizar los tonos aromáticos que elija, dependerá el resultado final que se encuentra en el frasco.
Con información de muyinteresante.es
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