En Colombia cada quince minutos una mujer sufre de una clase de violencia de género. Yo también sufrí y sufro, yo también quiero que mis hermanas en cualquier parte del mundo dejen de ser víctimas de las violencias de género. Yo también quiero que se respeten los derechos humanos de las mujeres.

Hay millones de Harvey Weinstein en el mundo, muchos hombres bajo el halo de poder privilegiado en esta sociedad violentan a las mujeres en espacios laborales. Sorprende la cantidad de mujeres que en algún momento de su vida, de una forma u otra, han pasado o están pasando por una situación así. Sorprende más aún que sea un secreto a voces, si no existieran mujeres valientes que gritan, que alzan sus voces: ¿Cuánto tiempo más seguirían pasando estas situaciones en nuestras narices sin que lo hablemos?

En nuestro país, las mujeres vivimos el harveyweinsteinsmo entonces vayan quitándose esa venda de los ojos, porque no solo le pasa a las mujeres modelos y actrices, ellas lo pueden poner sobre la mesa con su exposición mediática. Lo real es que nos pasa a todas. No solo como agresión sexual, también ganamos el 75% de lo que gana un hombre por hacer el mismo trabajo y no ocupamos cargos directivos en igual porcentaje que los hombres. Colombia necesita hablar y visibilizar las brechas entre hombres y mujeres.

Partir de dialogar con el otro y la otra para realmente saber que nuestra sociedad no es la que tenemos idealizada y que estas brechas entre hombres y mujeres están lejos de ser derribadas si no hacemos algo. Primero hacer visible el problema, para encontrar una solución. Al Señor Harvey por ejemplo, exponerlo al escarnio público le costó el señalamiento por toda la sociedad, perder su empleo y que su esposa le pida el divorcio, eso necesitamos: cero tolerancia con el victimario. Por medio del ejemplo cambiaremos nuestra forma de actuar que ya está naturalizada y que les hace tanto a daño a las mujeres, a las mujeres jóvenes y a las niñas.

Esto es un tema de la sociedad en general, es un llamado a los hombres para que sean sensibles a nuestra situación, para que emprendan medidas que acaben con nuestras diferencias. Por favor hombres cuando hablemos de estos temas escúchennos no respondan con el comentario mal intencionado que quiere bajarle la importancia al tema: “las mujeres también acosan sexualmente”, nunca decimos lo contrario lo que tienen que tener claro es que los porcentajes son mínimos y el querer visibilizarlo no implica negar de ninguna manera que se presente en otros ámbitos. Es decir, hablar del acoso a las mujeres no implica de ningún modo minimizar ni invisibilizar el que se presente en todas las esferas de la sociedad.

Es preciso contar con la oportunidad de contar cual es nuestra realidad y que juntos y juntas podamos construir, atendiendo esta necesidad vital, como a lo largo de toda nuestra historia se abren los canales también para que puedan hablar y contar la suya.

Abogada, Feminista y Voluntaria
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Redacción Minuto30

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