La partida del presidente yemení, Alí Abdalá Saleh, hacia Riad adonde fue hospitalizado tras haber sido herido el viernes en el bombardeo del palacio presidencial de Saná, fue celebrada por decenas de miles de personas este domingo pero deja dudas sobre quién tiene ahora el poder.

Según la Constitución yemení, el vicepresidente, Abdel Rabo Mansur Hadi, debe dirigir el país durante la ausencia del jefe de Estado, pero hasta ahora no hubo ninguna declaración en ese sentido.

Mansur Hadi se entrevistó el domingo con el embajador de Estados Unidos en Saná, Gerald Feierstein, sobre la situación en el país, informó la agencia oficial Saba que sin embargo no indicó si el vicepresidente se hacía cargo de la presidencia.

Para la oposición, la hospitalización de Saleh en Arabia Saudita «marca el comienzo del fin de este régimen tiránico y corrupto. Haremos lo posible para impedir su regreso» a Yemen, declaró por su parte a la AFP el portavoz de la oposición parlamentaria, Mohamed Qahtan.

«Estamos totalmente dispuestos a cooperar con Abdel Rabo, pero la dificultad es saber si los hijos (y los sobrinos de Saleh) están dispuestos a entregar el poder a Mansur Hadi», dijo Qahtan.

El hijo mayor del presidente, Ahmed, y sus sobrinos controlan los principales órganos de seguridad, en especial la Guardia Republicana, una unidad de elite.

La oposición sospecha que Ahmed, comandante de esa unidad de elite, esté preparando la sucesión.

Saleh fue herido el viernes en un bombardeo de la mezquita del palacio presidencial y fue evacuado el sábado por la noche hacia Riad en donde un responsable saudita afirmó que había llegado para reponerse y que regresaría a Yemen.

Según un responsable del régimen, el mandatario de 69 años sólo tiene «quemaduras y arañazos en la cara y en el pecho».

El portavoz del partido en el poder, Tarek al Shami, afirmó al canal de televisión satelital Al Arabiya que el presidente «regresará a Yemen en los próximos días».

En la capital y en Taez, 270 km al suroeste de Saná, los «jóvenes de la revolución» celebraron este domingo la partida de Saleh como la «caída del régimen».

«Hoy nació un nuevo Yemen», corearon decenas de jóvenes en el lugar donde realizan una «sentada» permanente, cerca de la Universidad de Saná, constató la AFP.

«Se acabó, cayó el régimen», cantaron otros, mientras llegaba más gente diciendo que celebraban «la huida de Saleh», en el poder desde hace 33 años.

En Taez, importante foco de las protestas, cientos de manifestantes se congregaron en el centro gritando «¡libertad, libertad, Alí huyó!».

Pero tras la alegría, la ciudad fue escenario de enfrentamientos en los que murieron cuatro Guardias Republicanos y tres hombres armados de las milicias que protegían a los manifestantes.

En la capital la situación era relativamente calma este domingo. Según una fuente militar tres soldados disidentes murieron en una explosión accidental.

Fuentes tribales indicaron el sábado que el influyente jeque Sadek Al Ahmar, jefe de la poderosa tribu Hashed, podría aceptar una tregua en lo combates entre sus hombres y los partidarios de Saleh propuesta por Arabia Saudita.

Por otra parte, el comité organizador de las protestas llamó, en un comunicado publicado tarde el sábado, a que se creen comités de vigilancia para proteger los bienes públicos contras las destrucciones y los saqueos.

En el sur, nueve militares yemeníes murieron y decenas resultaron heridos en dos emboscadas organizadas el sábado por la noche cerca de Zinjibar por presuntos miembros de Al Qaida, según una fuente militar.

Tras cuatro meses de protestas populares sangrientamente reprimidas por el régimen de Saleh, la revuelta adquirió otra magnitud el 23 de mayo con el inicio de duros combates en Saná entre fuerzas leales al presidente y partidarios de la tribu de los Hashed. Estos combates han causado decenas de muertos en los últimos días.

SANÁ | AFP

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Redacción Minuto30

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