Según el proyecto Doing Business del Banco Mundial, que proporciona una medición objetiva de las regulaciones para hacer negocios y su aplicación en 190 economías del mundo, Colombia, en “la apertura de un negocio”, se ubica en el puesto 61, superando a países como Luxemburgo, Suiza, España y México.

La variable “apertura de un negocio” consiste básicamente en los retos para comenzar un negocio al interior de un país, incluyendo el número de pasos que nuevos empresarios necesitan cumplir, el tiempo promedio que toma, el costo y capital mínimo requerido como porcentaje del Ingreso Nacional Bruto per cápita.

Si bien, los datos pueden generar algo de “tranquilidad”, están lejos de cantar victoria, debido a la existencia de problemas estructurales que no nos permiten ubicarnos en mejores puestos de las clasificaciones mundiales; situaciones desfavorables que son transversales a cualquier actividad empresarial y que golpean negativamente el desempeño normal de la empresa, entre otras, la variable “justicia”.

Según el Banco Mundial, 1.288 días son los que en promedio, un colombiano, se tarda en resolver una diferencia en el cumplimiento de una obligación económica en la jurisdicción, contado desde el momento en que el demandante decide presentar la acción ante el juzgado, hasta el momento del pago; cambios que ameritan posturas mas tajantes desde las políticas gubernamentales para diseñar un sistema mas ágil y que responda a las necesidades reales de las dinámicas económicas del país.

La llegada del nuevo mileno, trajo consigo nuevas tendencias sociales, económicas y comportamentales, donde las estructuras mentales de los sujetos han sufrido tantos cambios que podría asegurarse que no existe un punto de retorno a las prácticas tradicionales de consumo, producción y comportamiento humano.

Generaciones de “Millennials” y “Boomlets”  integrada por personas catalogadas como nativos digitales, conforman esta nueva clase de personas, para quienes la tecnología está al alcance de la mano – a diferencia de los llamados inmigrantes digitales quienes son espectadores de los cambios tecnológicos- con una nueva percepción del mercado laboral, el consumo individual, la distribución de riqueza y en general, la propuesta de nuevos paradigmas económicos con creencias arraigadas a las nuevas formas de pensamiento digital.

Hace algunos años, el emprendimiento era concebido como una forma de “escudarse” tras la negativa del mercado laboral en la contratación de los servicios personales, en el imaginario estaba el “emprendimiento” en la delgada línea de la “informalidad” y quienes se atrevían a crear empresa, en su gran mayoría, lo hacían más por obligación o necesidad que por convicción.

En la actualidad, el comportamiento es completamente diferente; para las personas que nacieron entre 1980 y el año 2000, en su gran mayoría, si bien la estabilidad es importante, el “emprendimiento” y la “innovación” son los dos paradigmas que los rigen, encontrando que, aproximadamente, las tres cuartas partes de las personas que se encuentran entre los 20 y 40 años, están dispuestas a emprender e intentar sacar adelante su propio negocio, de las cuales, solo el 50% realmente hacen algo para llevar a cabo su emprendimiento, aunque, aproximadamente el 10% del total de las empresas que se establecen en el país sobreviven en el tiempo.

Si bien, el emprendimiento se perfila como un soporte económico importante para las nuevas generaciones, este debe tener unas condiciones mínimas al interior del país, donde la creación de nuevos y mejores puestos de trabajo, así como la mejoría de las condiciones laborales estén garantizadas por políticas públicas donde no se sacrifique la calidad laboral por la cantidad de nuevos puestos de trabajo.

En Colombia, en la actualidad, existen más de 100 programas de emprendimiento con una cobertura de casi todo el territorio nacional, con capacitaciones permanentes para que las nuevas empresas tengan las herramientas adecuadas a la hora de enfrentar un mercado cada vez más competitivo; programas que se han venido especializando cada vez mas y que hoy son la columna vertebral de la nueva cultura emprendedora.

Es necesario dejar dicho, que a la hora de emprender no solo es necesario desarrollar una buena idea de negocio, también es fundamental tener desde la planeación unas buenas practicas empresariales, las cuales, le permitirán sobrevivir a los desafíos que se encontrará en el mercado, así como mantenerse alejado, lo que mas pueda, de los estrados judiciales, bien sea por incumplimientos en las obligaciones civiles y comerciales, o por violaciones a los derechos laborales de sus trabajadores.

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Abogado especialista en Derecho Empresarial
Magister en Economía Aplicada
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Redacción Minuto30

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