Vive Colombia, viaja por ella

A comienzos de este año, antes de la cuarentena, el País sacaba pecho de las extraordinarias cifras que había dejado para el turismo el 2019, el mejor año de lejos para el sector, a tal punto que esta actividad económica se proyectaba con la solidez necesaria para llegar a reemplazar, en el mediano plazo, los recursos que recibe la Nación por la venta de petróleo.

Y cómo no íbamos a estar pensando eso, cuando las buenas condiciones de seguridad y de inversión de Colombia habían permitido atraer al mayor número de visitantes no residentes de la historia de nuestro País, 4.515.932 de personas, gracias a lo cual se generaron 1.9 millones de empleos, el 8.8% del total.

Además, la ocupación hotelera alcanzó un nivel récord de 57.8%, se establecieron 17 nuevas rutas y 39 frecuencias aéreas internacionales adicionales, 41.2 millones de pasajeros se movilizaron por los aeropuertos del País y mientras que el turismo en la región caía un 3.5%, en Colombia aumentaba un 2.7%.

Era el panorama ideal y la meta de seis millones de visitantes extranjeros para 2022 estaba cada vez más cerca.

Sin embargo, con la pandemia todo se fue al piso. A corte de junio, en pleno confinamiento, las pérdidas superaban los $16.5 billones, la ocupación hotelera en ciudades netamente turísticas como Cartagena no llegaba al 2% y atractivos como la Catedral de sal de Zipaquirá dejaron de recibir los 50.000 visitantes mensuales que registraban antes.

Una verdadera tragedia económica que dejó en el limbo a 46.000 empresas del sector y a 2 millones de empleos directos e indirectos. Como respuesta, el Gobierno creó líneas de crédito blandas, aplazó el pago de algunos impuestos y excluyó del IVA a los servicios de hotelería y turismo hasta el 31 de diciembre de este año.

Sin embargo, aunque dichas medidas ayudaron para mitigar el impacto de la crisis, no eran suficientes. Se necesitaba un apoyo mayor. Por eso, el Congreso desde hace dos meses inició el estudio de la reforma a la Ley de Turismo, un instrumento que será clave para reactivar un sector vital para el País y que en cuestión de días será realidad.

En concreto, este proyecto contempla cinco grandes beneficios tributarios. El primero, se reduce la tarifa del IVA para la compra de tiquetes aéreos al 5% durante 2021 y 2022. El segundo, la exención del IVA para el sector de hotelería y turismo, vigente durante 2020, se extiende para todo el próximo año.

El tercero, se excluye el IVA para la comercialización de artesanías colombianas durante todo el 2021. El cuarto, se autoriza a los Concejos municipales y distritales a reducir durante 2021 y 2022 los tributos territoriales a los prestadores de servicios turísticos, lo cual se traduce en la posibilidad, por ejemplo, de pagar una menor tarifa del impuesto de industria y comercio -ICA-.

El quinto, los hoteles nuevos que se construyan en municipios de más de 200.000 habitantes durante los próximos 6 años tendrán una tarifa del 9% en el impuesto de renta por 10 años. Adicionalmente, durante 2021 se destinará un porcentaje del tributo nacional al turismo para permitir la reactivación de San Andrés y Providencia.

Gracias a estas medidas viajar por Colombia será más barato para todos, la demanda de servicios turísticos se reactivará y será posible proteger la fuente de empleo de 2 millones de familias. Además, el País volverá a impulsar a un sector que gracias a los incentivos tributarios que se le dieron en el pasado logró construir 52.373 habitaciones nuevas de 2003 a 2018 por un valor de $5.7 billones y aumentar el número visitantes extranjeros de 1.1 millones en 2002 a 4.5 millones en 2019.

En 2002 las caravanas Vive Colombia, Viaja por Ella nos devolvieron la confianza para volver a recorrer con orgullo nuestro hermoso País sin el temor de ser extorsionados o secuestrados en las nefastas pescas milagrosas. Ahora, 18 años después, la reducción de impuestos establecida en la reforma a la Ley de Turismo le quitará presión al presupuesto de los hogares para que disfrutar de la geografía nacional sea una realidad.