Más que un tema de moda actual en el país, la Revocatoria de gobernantes como mecanismo de control político efectivo de la ciudadanía, debería tener un análisis profundo en el Congreso de la República, para que permita su reforma, con el objeto de que su aplicabilidad sea eficiente y eficaz.

Si los gobernantes no cumplen su plan de gobierno y además el ejercicio de sus funciones genera en los ciudadanos un alto grado de insatisfacción, los gobernantes deberían ser revocados rápidamente para impedir que su gestión genere más corrupción, detrimento patrimonial, despilfarro del erario, involución en el desarrollo, malversación de fondos y demás vicios y delitos, como usualmente pasa en nuestro país.

Es tan complejo el procedimiento para llevar a cabo una revocatoria y tan alto el grado de exigencia por parte de la ley, de la Registraduría y del CNE Consejo Nacional Electoral, que se torna muy difícil llevar a buen término una causa tan loable y necesaria. Este es el motivo por el cual las revocatorias no han sido exitosas en nuestro país y no porque su propósito sea injustificado o innecesario, como lo están tratando de hacer ver algunos interesados.

El costo que ha tenido que pagar el país, los departamentos y los municipios por los malos gobiernos es incuantificable. ¿Cuánto se habría ahorrado Bogotá si alcaldes como Samuel Moreno o Gustavo Petro en su momento se hubieran revocado?

Si las revocatorias se pudieran realizar rápidamente y sin tanto requisito absurdo, con seguridad este mecanismo sería un freno muy efectivo a la politiquería rampante y a la corrupción que tanto daño le han hecho al país. Como está concebida en la ley, la estructura de la Revocatoria, es más un premio a la mala gestión de los gobernantes que con todo el descaro y cinismo se burlan de ella, para poder terminar sus mandatos impunes y sin resultados.

En el caso de Bogotá con el desgobierno de Claudia López, razones de sobra existen para su revocatoria, por el incumplimiento de su plan de gobierno y también por la insatisfacción ciudadana tan grande que existe. Si adicionalmente a esa mala gestión, se le suma el mal manejo de la pandemia que solo ha dejado hambre, desempleo y quiebras empresariales por doquier, los argumentos para su Revocatoria serían ya demasiados como para permitir que esta alcaldesa siga en su cargo. Sin embargo, ha justificado su mala gestión por la pandemia, sin analizar que, si bien el virus trajo la pandemia, no fue el virus el que implementó la cuarentena más larga del mundo, los toques de queda y los picos y cédulas que de manera despiadada han generado tanto daño a la economía de los habitantes de Bogotá, para hablar tan solo de una de las problemáticas.

Ilustra bien lo complejo del sistema, el ejemplo del mecanismo de la Revocatoria de Claudia López Hernández. Para que esta loable causa llegue a feliz término, es necesario recoger inicialmente 443.680 firmas válidas que corresponden al 40% de los votos con que fue elegida Claudia López que fue de 1.109.362.

Para recoger este número de firmas es preciso recoger al menos 1.000.000 por los descartes correspondientes y para esta tarea las leyes nos dan 6 meses. Cumplida esta etapa, la Registraduría después de validar las firmas válidas saca a consideración y votación de la ciudadanía la posibilidad de la revocatoria del mandato de Claudia López, para que con un SI o un NO el pueblo dictamine si su revocatoria es pertinente o no.

Para que este mecanismo tenga viabilidad y prospere la revocatoria, la votación total de esta instancia debe ser del 55% del total de la votación cuando fue electa y compitió con tres contrincantes, que fue de 3.209.343. Es decir, a esa votación deben asistir 1.765.138 ciudadanos como mínimo a depositar su voto y de esa cuantía se requiere que el 50% más uno, vote SI a la revocatoria con 882.571 votos mínimo. Cumplida esta etapa, posteriormente la Registraduría mediante otra elección hace nuevas elecciones a alcalde.

A este trámite tan complejo es necesario sumar y cuantificar el recurso humano y económico que se necesita por parte del comité promotor para llevar a feliz término este digno compromiso y proyecto cívico.

Si bien no es imposible la revocatoria de Claudia López, exige de la ciudadanía un gran sentido de pertenencia por la ciudad, un gran compromiso, gran civismo y por supuesto derrotar la apatía con la política que de manera tan arraigada está en nuestra cultura.

Muchas preguntas surgen después de analizar este proceso en especial la impotencia que puede resultar ante la incapacidad de la ciudadanía, si alguno de estos trámites no se consolida, siempre dejando en entredicho que como está diseñado el mecanismo de la revocatoria las apuestas dejan siempre en gran favoritismo la incapacidad, corrupción e ineptitud de los gobernantes que la ameritan con creces, como es el caso de Claudia López en Bogotá o de Daniel Quintero Calle en Medellín, entre otros muchos.

Amo profundamente a Bogotá y considero que, por su desarrollo, por su futuro, por la calidad de vida de sus habitantes y por el bien común de la ciudad la #RevocatoriaClaudiaLopez deberia ser una realidad y gran lección de ética para todos los vicios inaceptables de la política de nuestro país y de nuestra ciudad.

@PoliticaPuntual

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Redacción Minuto30

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