En agosto del año 2020 se dio a conocer que la popular serie El Chavo del 8, escrita por Roberto Gómez Bolaños y dirigida por Enrique Segoviano, dejaría de ser emitida en todo el mundo. La noticia sorprendió al público de América Latina debido a la relevancia que llegó a tener en la última mitad del siglo XX.

Tras el mensaje publicado por el hijo de Chespirito, el productor de telenovelas Roberto Gómez Fernández, se dieron a conocer algunas anécdotas y secretos de la serie que no fueron revelados durante los mejores años del programa y que los televidentes llegaron a comentar efusivamente en las redes sociales.

Así el público conoció, por ejemplo, que aquel viaje que el elenco realizó a las playas de Acapulco a finales de la década de los setenta para grabar tres episodios en el puerto, correspondió a una estrategia publicitaria por parte del jefe de Grupo Televisa en aquel momento, Emilio Azcárraga Milmo, quien acababa de adquirir y remozar un lujoso hotel en el paradisíaco destino turístico. Aunque otro versó acerca del verdadero nombre del protagonista.

Uno de los misterios de la serie es el origen del personaje principal, el Chavo del 8, pues aunque nunca se ha revelado mucho sobre cómo surgió, algunos guiños a lo largo de las décadas han dado más señales de cuál fue su vida antes de llegar a la famosa vecindad.

Según el libro El diario del Chavo del 8, texto que publicó Roberto Gómez Bolaños en la década de los 90, se revelan aspectos del origen del personaje de la ficción que llegó a gran cantidad de países más allá de los hispanoparlantes.

“El chavito” sí era huérfano y nunca conoció a sus padres, ya que desde su nacimiento el niño fue abandonado en una guardería. Ésta fue la razón por la que permaneció en un orfanatorio durante años, de donde en un momento dado escapó tras no haber sido adoptado por nadie.

En el libro se narra cómo en un día de tormenta, El Chavo llegó caminando hasta la vecindad que fue su hogar hasta la última transmisión de la emblemática serie. En el inmueble fue recibido por una mujer de la tercera edad que vivía en un patio secundario de la vecindad, en el departamento número ocho, hasta que la mujer falleció. De ahí en adelante se le quedó el mote que lo acompañó toda la historia.

Tras un breve paso por varios departamentos, el barril ubicado en el patio principal fue su lugar de refugio para resguardarse y jugar; según versiones de las interpretaciones psicológicas, este barril sería un simbolismo del vientre materno y la sensación de seguridad, a los cuales el personaje nunca tuvo acceso.

Derivado de esta información, los seguidores de la saga irrumpieron con una serie de teorías e hipótesis que buscaban encontrar el verdadero nombre del personaje, a quien siempre se le conoció por su apodo.

Fue así como trascendió el presunto nombre: Rodolfo Pietro Filiberto Raffaelo Guglielmi, un nombre de extracción italiana que los seguidores dieron por hecho porque lo mencionó el propio Bolaños en un fragmento del libro publicado en 1995, pero sin profundizar más ni dar mayores pistas.

Dicha información nunca fue confirmada y avalada por la familia Gómez ni por Florinda Meza, quien fuera su pareja durante décadas y con quien vivió hasta sus últimos días. Tampoco el Grupo Chespirito dio a conocer su postura al respecto.

De igual modo, sorprende que Chespirito habría puesto a su personaje el mismo nombre que el afamado actor Rodolfo Valentino, quien fue una afamada estrella del cine en la década de los 20.

Cabe destacar que en ciertos capítulos de la serie, al preguntársele su nombre, el personaje alcanza a contestar “Fili…” antes de ser interrumpido, por lo que nunca se logró conocer.

Así que ante las inconsistencias, tal parece ser que el dramaturgo apodado como un “Shakespeare chiquito” se ha llevado el secreto a la tumba.

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Redacción Minuto30

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