No debemos sub-estimar los buenos deseos. Ellos son el primer paso en el camino. Existe la tendencia a menospreciarlos porque son “poco realistas”, son “inviables”, son “utópicos”. Y, sin embargo, no hay cambio efectivo, no hay logro, que no comienze con un buen deseo, un sueño, una aspiración.

gustavocoronel

El cambio que requiere un país para liberarse de muchas de sus aflicciones es esencialmente actitudinal. Una vez que se lleve a cabo ese cambio actitudinal todo le será dado por añadidura. Y el cambio actitudinal en una sociedad es más fácil de lograr de lo que se piensa. No se hace por decreto, claro está, sino llevando a cabo esfuerzos masivos y perseverantes de educación ciudadana, los cuales se concentren en la población infantil y acompañen, constantemente, a ese inmenso grupo hasta la mayoría de edad. Sin descuidar la educación ciudadana en los adultos el gran esfuerzo debe dirigirse a nuevas generaciones, quienes no hayan adquirido aún malos hábitos y costumbres como las que han aquejado a los venezolanos por muchos años de riqueza petrolera no trabajada.

Pero, eso es muy difícil, dirán muchos. Claro que es difícil pero puede hacerse. Sabemos que puede hacerse porque se ha hecho en otros países donde ya existe una masa crítica de buena ciudadanía que les permite el progreso y una real solidaridad social. Es difícil, pero no tanto como haber ido a la Luna. Y, mucho menos difícil que ir a Marte.

No solo puede hacerse sino que es indispensable hacerlo. Porque los atajos no funcionan. O, es que no tenemos ya una trágica comprobación de ello durante el siglo XXI venezolano?

Mis buenos deseos para la Venezuela del futuro forman una utopía posible.

En 2025 solo algunos de nuestros hijos y nuestros nietos estarán viviendo en Venezuela. Mucha de la diáspora venezolana no habrá regresado aún o, quizás, ya nunca regrese. Para ese año el país todavía estará recuperándose de la debacle política y social que ocurrió durante los primeros 16 años del siglo. Tendrá el país un presidente o una presidente que estará tratando de reincorporar a Venezuela al grupo de las naciones civilizadas del planeta. Algunos de los componentes característicos de la sociedad venezolana de esa época deberán incluir:

· Una modesta economía petrolera, con un nivel de producción del orden de un millón de barriles diarios, debido a la progresiva pérdida de mercado de los combustibles fósiles en la escena energética mundial. Los inmensos yacimientos de la faja del Orinoco habrán perdido mucho de su atractivo comercial y estarán, en gran porcentaje, condenados a permanecer indefinidamente bajo tierra, como activos varados, dada su naturaleza altamente contaminante y sus costos no-comerciales de mejoramiento.

· La existencia de un nuevo modelo, no estatificado, de industria petrolera, manejado por una Agencia Estatal Reguladora, no operadora, y por empresas internacionales y domésticas probadas bajo diversas modalidades de participación, desde concesiones hasta contratos de producción compartida. El énfasis de la actividad estará en el gas natural y en el desarrollo de las reservas remanentes de petróleo liviano y mediano, mediante el uso de programas de recuperación secundaria.

· La economía no-petrolera estará en crecimiento, ayudada por la participación del sector privado internacional, al cual el gobierno le habrá abierto las puertas y le habrá establecido reglas de juego claras y permanentes en el tiempo.

· Las políticas sociales aún incluirán un componente de subsidios pero este será menor y claramente subordinado a los programas estructurales de eliminación de la pobreza: educación ciudadana, educación para el trabajo, estímulos fiscales a la industria, creación de empleos en el sector privado, eliminación de la burocracia estatal, estímulos a la actividad agrícola, minera e industrial no estatal.

· En especial, se habrá iniciado ya un gran esfuerzo educativo para crear ciudadanos, venezolanos generadores de riqueza, no simples dependientes de la distribución de dádivas del estado, lo cual constituyó uno de los mayores factores responsables de la tragedia venezolana entre 2000 y 2015. Este esfuerzo de “ciudadanización” tardará años pero representa la única vía – no hay otra – mediante la cual los venezolanos podrán pasar de una actitud de seres dependientes del estado benefactor a ser productores dueños de su destino. Otros países lo han hecho. Venezuela tratará de ser como ellos, alejándose de los países forajidos del planeta, empeñados en tomar oscuros atajos que invariablemente llevan a la miseria.

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Redacción Minuto30

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