El Gravamen de Valorización huele a Azufre. En las mallas de las urbanizaciones del Poblado se observan perentorias pancartas colectivas “NO a la Valorización”; y expelen un tufillo de enfrentamiento entre la ciudadanía y la Alcaldía.

Luis Pérez Gutiérrez

Luis Pérez Gutiérrez

Hace 35 años la valorización en Medellín era apoyada con entusiasmo porque aumentaba el valor de las propiedades y traía visible progreso. Hoy, la Valorización no dice nada a las nuevas generaciones; para El Poblado la Valorización es un instrumento vetusto, un impuesto injusto que busca mejorar la movilidad de la ciudad y de otros municipios, a costa del bolsillo de la clase media del Poblado y en deterioro de la calidad de vida del Barrio: Más decibeles de Ruido, más aire contaminado; menos espacio público; más tala de árboles y menos zonas verdes. Y alejan del Poblado peatones y Ciclistas.

Medellín es buena pagadora de impuesto. Pero desde hace 25 años, los ciudadanos vienen rechazando el impuesto de Valorización con luchas ciudadanas exitosas. La Obra 500 fue rechazada por votación popular (1990). La Valorización por la Avenida 34 decretada con grandes publicaciones en los Medios, falleció por presiones ciudadanas (1996). La Valorización en la Carrera 76 Barrio Belén (2000) creó un bello movimiento cívico que derrotó hasta la brutalidad de las autoridades.

Qué más debe pasar para que los gobernantes entiendan la voluntad de la Gente? Si esto no es suficiente, la Alcaldía y los Concejales deben convocar una consulta popular para definir de una vez por todas si se cobra valorización o si desaparece. La política es el arte de gobernar con la Gente y no contra la gente.

En la Alcaldía de Luis Pérez (2001) la Obra de la Carrera 76 de Belén se hizo sin Valorización y se devolvió el dinero pagado por la ciudadanía. Esa Alcaldía de Pérez y los Concejales le dieron entusiasta sepultura a la Valorización en Medellín para que descansara en Paz. Y esa misma Alcaldía hizo otras grandes Obras sin Valorización: Doble Calzada de las Palmas y Avenida 34. Son las únicas grandes vías que se han construido en la Ciudad en los últimos 15 años.

Los Concejales, en general, no han sido solidarios con la Ciudadanía que los elige. En 2006 autorizaron crear el FONVAL sin revivir la Valorización. En 2008 los Concejales resucitaron la Valorización Parasitaria mediante el Acuerdo 58 del Concejo. Este Acuerdo 58 dice: “La Contribución de Valorización recae sobre el inmueble que se beneficie…Se denomina Beneficio el mayor valor económico que adquiere”. (Artículos 1 y 7). Bajo esta legislación, que es la única vigente, si una propiedad no aumenta su valor, no se le puede imponer gravamen de valorización.

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El FONVAL, aún con buenos funcionarios, no ha tenido ni un solo proyecto exitoso; desde este punto de vista es una entidad parasitaria y gorrera. Es un desangre de dineros públicos. Algo deberían decir los organismos de Control.

Las Obras actuales no valorizan las propiedades. La Lonja (mayo de 2014) realizó un estudio pagado por el FONVAL; y publicó un análisis deficiente sin conclusiones. Procesando esos datos inconclusos, y poco confiables, la Lonja dice que las propiedades podrían crecer el 2.08% en los 5 años de ejecución de obras. Es decir crecerían el 4 por mil cada año y el solo predial es el 15 por mil anual. Ese pírrico aumento de casi cero, no compensa ni el pago por predial, ni el impuesto al patrimonio, ni la devaluación, ni el capital invertido en la propiedad.

El Modelo utilizado por la Lonja carece de rigurosidad. E ignora y pondera mal muchas variables. Uno. Los estudios internacionales aseguran que si el nivel de ruido en el entorno de una vivienda aumenta un decibel, el valor de la Vivienda disminuye en más del 1%. Con las obras que ahora se ejecutan hay zonas que recibirán hasta 5 decibeles más de ruido. O sea que por el solo perjuicio de más ruido, hay desvalorización en más del 5%. Dos. Estudios de tráfico indican que el 60% de los vehículos que circulan por El Poblado, van de paso hacia municipios del Sur del Valle del Aburra o hacia el Oriente Antioqueño. Despedazar topológicamente un barrio como El Poblado y convertirlo en lugar obligado de paso a otros municipios desvaloriza y daña la calidad de vida. Tres. Está claro que las obras “reducen el espacio Público, las Zonas Verdes y la Arborización”. No existe ponderación rigurosa de esta Variable. Cuatro. La Lonja en el estudio utiliza Aforos de tráfico e intensidad vehicular hechos en 2009, lo cual desvirtúa el modelo pues en estos 5 años han ingresado al Área Metropolitana más de 200.000 nuevos vehículos, lo cual lo hace el modelo aplicado inútil. Por fortuna, la misma Lonja asevera: “el modelo no presenta resultados confiables.”

Así las cosas, hasta hoy N0 tiene La Alcaldía la manera técnica de demostrar que las propiedades se benefician subiendo de precio, por lo tanto no puede aplicar el Gravamen por no cumplir la exigencia del artículo 7 del Acuerdo 58. Esas obras menores de movilidad deben ser ejecutadas con impuestos que pagamos.

Finalmente, la Valorización se cobra en El Poblado porque tiene la fama que allí viven los Ricos. Los Ricos ya se fueron del Poblado, a vivir mejor donde haya más tranquilidad y donde las propiedades si se valoricen. Quedan clases medias, trabajando duro para pagar el impuesto Predial y los servicios públicos más caros de Colombia; altos gastos de Administración; gravosas cuotas bancarias; y ahora preparando el desembolso del azufresco valorización. Esta es otra forma de que el Estado propicie desplazamientos urbanos.

Todo tiene su momento y su lugar. La Valorización ya cumplió su misión en la Tierra de Medellín. Déjenla descansar en paz.

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Redacción Minuto30

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