Más allá del día extra de descanso que le dio la lluvia del domingo, el estado físico de Novak Djokovic luego de la extenuante semifinal ante Roger Federer era una incógnita. Y lo cierto es que los primeros momentos del partido parecieron mostrarlo cansado, con poca movilidad.
El segundo set ofreció una imagen diferente del serbio. Como si le hubieran llegado energías desde el cielo, Djokovic mostró buena parte de su repertorio y empezó a manejar el juego ante Nadal. Le quebró en el cuarto game y parecía que se ponía otra vez en carrera.
Pero el español, que se había desenfocado un poco, volvió a volcar toda su potencia y a mover a su rival por toda la cancha. Era un ritmo que el 2 del mundo no podía mantener, y por eso no sorprendió que cediera otra vez el saque en el séptimo juego.
Otra vez mandaba Nadal. Y cuando más sufría No le, otra vez la lluvia le hizo un guiño. Hubo que suspender el partido cuando sacaba 4-4 y todavía, al menos en el set, estaban en igualdad de condiciones. El futuro dirá si supo aprovechar estas oportunidades.
Vía Clarín.com