La historia reciente nos ha mostrado muchos procesos de negociación para finalizar conflictos en diversos países del mundo y en muchos de ellos se dieron grandes amnistías y participación política. En algunos como el caso de Nepal les dieron a los insurgentes curules no solo en el Congreso, sino que compartieron ministerios de dicha nación. Esa ha sido la excusa perfecta del gobierno de Juan Manuel Santos para justificar todo lo que nos opusimos a este proceso de la Habana y denunciamos como una violación a nuestra Constitución política y una herida de muerte a nuestra democracia.

En primer lugar el caso de Nepal, o de tantos ejemplos que nos comparo el Gobierno, no se acerca para nada a la realidad Colombiana, porque en Nepal lo que realmente habían eran una guerra civil, donde un grupo insurgente luchaba contra una monarquía y a su vez gran parte de la sociedad apoyaba a un sector del conflicto y la otra estaba con el otro bando, según el derecho internacional, hay un conflicto cuando los bandos en disputa se dividen el control territorial de una nación y ambos bandos a su vez son respaldados por gran parte de la sociedad. Por este argumento internacional en nuestro país no hubo ni un conflicto ni mucho menos una guerra civil. Acá lo que hubo fue simplemente terrorismo de un grupo narco guerrillero que con el arrodillamiento de un gobierno antipopular y corrupto, le entregó grandes cuotas de poder político, económico y mediático a cambio de la más grande farsa que haya vivido nuestra nación.

Hoy un año después, esta paz que tanto promulgaron que habría en nuestro país, nos ha dejado, más de 200 mil hectáreas en coca, posicionados como el país mayor productor de cocaína en el mundo. También nos ha dejado una nueva guerrilla igual o peor de sanguinaria que la anterior, con entre unos 1500 a 2000 disidentes de las Farc, que ya controlan los departamentos de Nariño, Cauca, Meta, Guaviare y Norte de Santander. Porque sencillamente se disparo la producción de cocaína, sigue intacto la extorción, sigue el secuestro y en solo este año han asesinado a más de 90 líderes sociales. Cual era la paz que aseguraba Santos?

Lastimosamente una gran parte de la sociedad que creyó en este proceso y confió que los terroristas iban a decir la verdad y cumplirían su palabra, ya se están dando cuenta que lo que decían los sectores que defendieron el NO, en el plebiscito era cierto. Las Farc no entregaron los más de 3000 mil niños que tenían en sus filas, tampoco revelaron las rutas del narcotráfico hacia el exterior, mucho menos entregaron la totalidad de su dinero que era calculado en unos 10.000 millones de dólares y solo le dieron al gobierno unos 300 millones de dólares en activos, muchos de ellos depreciados y sin ubicación exacta y lo que mas indagación generó para la sociedad es que puedan llegar a la política con curules garantizadas y como tanto lo dijo la oposición, sin pagar ni un día de cárcel. Tal cual así se probó la gran mentira de Santos.

Lo único que les falto a las Farc y al gobierno es la creación de la JEP a la medida del terrorismo, donde querían juzgar a cualquier civil, no tener un órgano superior que juzgara a estos magistrados, no tener limite en el tiempo para dicho tribunal y adicionalmente definir las tutelas que se interpusieran, suplantando a la Corte Constitucional. Al menos le dio vergüenza a dicha Corte de no terminar de entregarle todo el poder judicial al terrorismo. Que en si fue lo único que le faltó al Gobierno por entregar a los criminales.

Aun tenemos una última oportunidad de reformar estos acuerdos buscando una verdadera paz y una justicia que fortalezca la constitución y nuestros valores democráticos y esto será ganar la elecciones de 2018 con la gran coalición del NO, que se opuso a la infamia de entregarle una nación al terrorismo.

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Redacción Minuto30

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