
Tragedia por explosión en México/EFE
A casi 48 horas del suceso, las autoridades mexicanas siguen sin conocer las causas de la explosión de una toma clandestina de gasolina que ha dejado hasta el momento 79 muertos y 66 heridos, muchos de ellos de gravedad.
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“No vamos a generar hipótesis que después no podamos ratificar. En este sentido, vamos a ser muy cuidadosos”, dijo en una rueda de prensa el recientemente nombrado fiscal general, Alejandro Gertz.
En una comparecencia pública de la noche del sábado Gertz explicó que una de las hipótesis que se barajan es que la deflagración ocurriera a causa de la ropa con “contenido sintético” que llevaban los lugareños en la zona y que pudo haber generado “reacciones eléctricas”.
No obstante, hoy puntualizó que esta hipótesis no era “el resultado final” de la investigación, después de que varios medios de comunicación dieran por hecho que la acumulación de gases de alto octanaje y una chispa por fricción de ropa ocasionaron esta tragedia en Tlahuelilpan, en el central estado de Hidalgo.
El viernes por la tarde, varios centenares de pobladores de este pueblo reventaron un oleoducto y empezaron a sustraer, de una forma muy rudimentaria, la gasolina.
Tras unas dos horas, y pese a la presencia del Ejército, que poco pudo hacer para controlar a la multitud, se registró una fuerte explosión, seguida de un incendio.
Gertz informó de que en la “zona cero” un equipo de peritos estatales y federales siguen levantando “diligencias” y recopilando posibles elementos de prueba, sin que hasta el momento se sacara algo en claro.
“Todos los vídeos, todas las informaciones, se están acopiando en la carpeta”, apuntó el fiscal, al ser preguntado sobre algunos indicios que apuntan a que había gente fumando en el área mientras el carburante salía a grandes borbotones del oleoducto perforado.
Con todo, Gertz remarcó que la prioridad del organismo es hallar a culpables, sin “victimizar” a todos los ciudadanos afectados.
Con 79 víctimas y 66 heridos todavía hospitalizados, algunos de ellos en estado crítico, la explosión es ya una de las tragedias más mortales de las últimas décadas en México.
En una rueda de prensa, el ministro de Salud, Jorge Alcocer, explicó que la cifra de decesos pasó de 73 a 79 en las últimas horas por la muerte de personas hospitalizadas, por lo que no se descarta que el número continúe creciendo.
Algunos de los pacientes con quemaduras de mayor gravedad han sido trasladados al centro especializado Shriners en Galveston (Texas, EEUU), donde están recibiendo tratamiento.
En tanto, decenas de familiares continúan en una desesperación absoluta mientras esperan que las autoridades les devuelvan los cuerpos de sus seres queridos, muchos de ellos imposible de identificar.
En el lugar del suceso, arrasado por el fuego, se encontraron 63 restos humanos, pero 54 de ellos no podían ser reconocidos por el grave estado de calcinación.
Así, los familiares de algunos desaparecidos han pasado las últimas horas deambulando entre el lugar del suceso, institutos forenses, hospitales y funerarias.
En la entrada de “Funeraria El Ángel”, en el municipio de Tula, a unos 15 kilómetros de la “zona cero”, los familiares conviven angustiados mientras prosigue la retahíla de descripciones y nombres.
Algunos llevan más de un día sin obtener respuesta, aunque ya han entrado varias veces a identificar.
“Estamos esperando ver qué nos dicen. Ojalá no sea lo peor y nuestros familiares estén bien”, explica a Efe Germán García.
La fiscalía de Hidalgo está tomando pruebas genéticas de familiares, que luego contrasta con los restos humanos hallados.
Pero los exámenes genéticos tardan varios días, lo que aumenta la desesperación de quienes no encuentran a su ser querido.
Desde que llegó al poder el 1 de diciembre, el nuevo presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, comenzó un combate frontal contra el robo de hidrocarburos de los oleoductos de la empresa estatal Petróleos Mexicanos, que genera pérdidas millonarias para la compañía.
Para tal fin, se reforzó con miles de agentes la seguridad en los oleoductos y se pasó a transportar más gasolina con “pipas” (camiones cisterna), lo que ha causado una crisis de desabastecimiento en diez estados del país, con estaciones de servicio cerradas y compras de pánico.
López Obrador anunció que presentará un informe sobre las primeras 48 horas tras la tragedia en Hidalgo, reiteró que combatirá con mano dura el “huachicol”, como se conoce al robo de hidrocarburo, y repitió su conocido discurso anticorrupción: “Las instituciones estaban secuestradas por bandoleros, por una pandilla de rufianes”, destacó.
En este sentido, instó a “purificar la vida pública” de México, y agradeció la solidaridad internacional, pues dijo que 90 gobiernos del mundo han expresado su apoyo al país latinoamericano tras la catástrofe.
EFE
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