Los traficantes de indocumentados en la frontera hacen cada vez más uso de los celulares para guiar el cruce de personas y también el de droga, apostados en las partes altas de las montañas en México y Estados Unidos, desde donde vigilan a la Patrulla Fronteriza.

Vista de la frontera en Tucson, Arizona, donde los “halcones”, como son llamados los guías, se ubican en las partes altas de las montañas, tanto en territorio estadounidense como mexicano, para vigilar los pasos de la Patrulla Fronteriza y alertar por teléfono a los inmigrantes. EFE
Inmigrantes en la frontera detallaron que a través de un red de comunicación por celulares, bien establecida, los traficantes los guían.
De igual forma, denunciaron que los carteles del narcotráfico que controlan el cruce por Arizona establecieron una tarifa de 350 dólares.
Los “halcones”, como son llamados los guías, se ubican en las partes altas de las montañas, tanto en territorio estadounidense como mexicano, para vigilar los pasos de la Patrulla Fronteriza y alertar por teléfono a los inmigrantes.
Los traficantes “tienen los teléfonos para guiar a las personas, tienen la red de ‘halcones’ que vigila a la Patrulla y tienen un coyote que guía a los grupos”, explicó Peter Bidegain, portavoz de la Patrulla Fronteriza en el sector Tucson.
Los agentes migratorios pueden incluso ver desde el lado estadounidense a los “halcones”, que también se esconden en los arbustos y, en algunos casos, en edificaciones.
Según los inmigrantes, aquellos que cruzan por primera vez, sin embargo, prefieren caminar con un guía, mientras algunos que más o menos conocen la ruta eligen el celular.
Durante un recorrido por la frontera de Nogales, Arizona, Bidegain denunció que los “halcones” operan para los carteles y que la Patrulla Fronteriza busca “desmantelar esta red”.
Según el oficial, estos cuerpos de vigilancia también operan dentro de ciudades como Nogales o Douglas para dar la señal de cuándo pueden cruzar “la mercancía”, que en algunos casos es por la misma localidad.
Por su parte, los inmigrantes contaron que pueden pasar días en Nogales, en el estado mexicano de Sonora, esperando que los traficantes les digan por dónde es más seguro cruzar. EFE
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