El atribulado jefe de BP Tony Hayward abandonó el manejo diario de la crisis del derrame de crudo en Estados Unidos y evitó dar un discurso en una conferencia en la que su reemplazante fue abucheado por defensores del medioambiente.

En los últimos días, directivos del gigante energético dijeron que Hayward permanecería en la primera línea de la batalla hasta que la fuga de petróleo en el Golfo de México fuera cerrada. Pero, su posición como presidente ejecutivo quedó bajo una extrema presión.
“Hayward seguirá al timón en el corto plazo. Este fiasco demostró haber acortado su carrera”, dijo un ejecutivo de un fondo que es uno de los principales 20 inversores de BP.
Una serie de traspiés en materia de relaciones públicas y el fracaso en la contención rápida de la marea negra se fueron acumulando sobre la figura de Hayward desde que una explosión en una plataforma petrolera mató a 11 personas y desató la fuga de crudo, que dos meses después, aún continúa.
Esta semana, un juez estadounidense fallará sobre la validez de una veda por seis meses a la perforación en aguas profundas en el Golfo de México.
La moratoria fue ordenada por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien también enfrenta críticas por la forma en que manejó el peor derrame en la historia del país, que afecta las costas de 4 estados, amenaza al turismo y la pesca e invadió pantanos que son reservas naturales.
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