La mayoría de los que la opinión publica considera “presidenciables” prefieren aventurarse a la recolección de firmas, unos como estrategia para anticipar sus actos de proselitismo, algunos por la falta de democracia interna en sus partidos, otros simplemente para asegurar que su nombre llegue al tarjetón sin el desgaste y el riesgo que representa someterse a los procesos de selección interna de candidatos.

German Vargas Lleras recoge firmas para empezar antes la campaña por la que ha trabajado más de siete años, se pone descaradamente una máscara de independencia que simplemente no le queda, pretendiendo esconder el partido al que pertenece y que lidera. La imagen de Cambio Radical cae en medio de una tormenta de escándalos de corrupción que no parece tener fin, el exvicepresidente sabe que esa imagen puede terminar comprometiendo su candidatura, pero lejos de tratar de mejorarla y de esforzarse por limpiar su partido, solo se preocupa por esconder la suciedad debajo de la alfombra, esperando que nadie la vea, para conservar intacta la maquinaria que mantiene viva a su colectividad.

El Partido Conservador perdió a los que podían llegar a ser sus candidatos, fue incapaz de solucionar las profundas diferencias existentes entre su bancada parlamentaria y los lideres naturales del partido, reconocidos por las bases conservadoras. Alejandro Ordoñez y Marta Lucia Ramírez renunciaron a la colectividad azul, y el expresidente Andrés Pastrana ya manifestó su intención de revivir Nueva Fuerza Democrática. El Partido Conservador se desgarra, como nunca antes en su historia reciente, solo el tiempo puede permitirnos saber si llegará a sobrevivir o no.

Si en el conservatismo llueve, en el Partido Liberal no escampa, especialmente luego de la renuncia de Humberto De La Calle. El negociador de paz, aclamado por algunos sectores de izquierda, pretende liderar una coalición que defienda el “Acuerdo del Teatro Colón” que no es otra cosa que una versión maquillada del nefasto pacto negado por el pueblo en el plebiscito. Renunció también al liberalismo el expresidente Cesar Gaviria, sin que se sepan muy bien sus razones. Los liberales se quedaron entonces sin su precandidato con más opciones, y sin quien iba a ser el nuevo director de la colectividad.

Los partidos políticos viven su momento más adverso, solo unos pocos como el Centro Democrático y el Partido Verde se mantienen en pie, e incluso se fortalecen, mientras los otros se derrumban ante la gran tempestad en la que se encuentra el país.

En tiempos tan difíciles como los que vivimos es normal pensar que la democracia y la política están mejor sin los partidos ¡Qué gran error! Los partidos políticos no son un accidente en la historia, hicieron parte del nacimiento de las democracias modernas, y hoy siguen siendo necesarios para su correcto funcionamiento.

Veo con tristeza que se haya deformado la figura de la candidatura por firmas, y veo con dolor que recurran a ella en lugar de hacer un último esfuerzo por evitar el colapso de sus partidos, y llevarlos a ser más democráticos y representativos.

@ngoyenechev

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio