Al gobierno colombiano le cayó como un baldado de agua fría el anuncio que hizo el presidente Obama sobre su intención de someter al Congreso, posiblemente este año, el TLC con Corea del Sur.

Y la razón es simple: si bien los prospectos de una aprobación del TLC con nuestro país -en la nevera desde el 2006- no eran los mejores en este 2010, el gobierno -y la clases empresarial- confiaban que el de Colombia sería sometido primero que el de los coreanos.

Por un lado, por que el TLC colombiano fue aprobado muchos antes que el de Seúl y por lo tanto estaba de primero en la fila junto al de Panamá, que también aguarda acción legislativa.

Por el otro, pues sobre el papel las dificultades del tratado con Corea son mayores -exportaciones de autos y carne de res- y se trata de un TLC mucho más grande en términos económicos que generaría más resistencia entre un sector del partido demócrata, firme opositor a nuevos tratados desde que asumieron el control del Congreso hace cuatro años.

Obama, según fuentes de la Casa Blanca, pretende mover el TLC después de las elecciones de noviembre y en coincidencia a una visita de Estado que hará a Corea por esa misma época.

Aunque la administración Obama corrió está semana a explicar a sus contrapartes en Bogotá y Ciudad de Panamá que estos dos tratados son importantes y siguen en la agenda del presidente, nadie sabe -ni tampoco lo han dicho- cuál es la estrategia de la Casa Blanca.

Al parecer, en la decisión coreana, primaron elementos de seguridad nacional dado la tensión reciente que se vive con la vecina Corea del Norte.

Tampoco es claro si Obama aprovechará esa ventana para introducir a su vez los tratados con Colombia y Panamá, quizá en el 2011, un año no electoral y el mejor momento para empujarlos.

Los pesimistas creen, sin embargo, que dado el alto costo político -con su partido- de mover un TLC en estos momentos, los más probable es que se la juegue solo por Corea, el más importante y de mayor impacto económico.

Y apuntan a que será tal la batalla y el capital que tendrá que invertir, que no le quedará más para los otros tratados. Lo cual es grave pues el 2012 es año de elecciones presidenciales y legislativas y en el que rara vez avanzan este tipo de pactos.

Los optimistas creen que quizá el presidente anunció Corea por ser el más controvertido, pero pretende mover los otros dos en su estela.

«Si se da la pela por uno, que se la de por los tres. El costo termina siendo más o menos el mismo».

Además, subrayan, al invocar Obama el tema de «seguridad nacional» como argumento podría abrirse espacio para este mismo tipo de raciocinio en el caso colombiano, su fuerte aliado en una región que cada vez se distancia más de E.U.

Aunque aplaudieron el gesto, entre republicanos y algunos demócratas del Congreso la noticia no cayó muy bien, pues esperaban que Colombia y Panamá estuvieran  en los planes.

Stanley Hoyer, líder de los demócratas en la Cámara y simpatizante de los TLC, dijo que confiaba en que estos dos acuerdos también serían presentados, bien fuera antes o después del coreano.

Para Hoyer, aunque Colombia y Panamá no son tan relevantes en términos económicos, se trata de un signo importante por enviar a dos naciones amigables y aliadas.

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Redacción Minuto30

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