El hombre le creyó al curandero. Confiado en que era la solución para terminar con su problema de eyaculación precoz siguió al pie de la letra las indicaciones. Pero el resultado fue otro. El hombre tuvo graves heridas en su pene como consecuencia de aplicar lo que pensó era la cura: tener sexo con un erizo.

La relación con el erizo fue un fracaso. Tanto que no tuvo más alternativa que recurrir al hospital. Los médicos no creían lo que estaban viendo y tuvieron que operarlo porque tenía su pene destrozado.
“Hemos realizado operaciones similares en otras ocasiones, pero sólo con pacientes que habían sufrido accidentes: nunca habíamos visto algo así, y dudo que lo volvamos a ver”, dijo uno de los doctores.
Ahora Nikolovic está preocupado por lo que pueda pensar su novia. “Dios sabe qué pensará de mí: no sé si me dejará por pensar que soy un pervertido o por haber sido tan idiota”, comentó. Tal vez tenga suerte y lo vea como una muestra de amor. No todo es malo: el erizo se encuentra en perfecto estado.
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