Reflexiona y hazte la siguiente pregunta: ¿Durante estos últimos meses, cuál ha sido el tema central que te ha llegado a través de Internet, del televisor, la prensa y de las llamadas telefónicas de tus amigos y conocidos? ¿Qué has visto y escuchado en la calle? ¿Cómo te has sentido?

Puedo estar seguro que la gran mayoría de los temas de los que has hablado y comentado con todo el mundo, están rodeados de miedo y angustia;  y al dejar que el miedo sea quien invada y contamine tu mente, inmediatamente se comienzan a disparar  miles de pensamientos negativos que se repiten inconscientemente una y otra vez,  generándote un desequilibrio interno, que se reflejará fácilmente en tus emociones, las cuales el cuerpo somatiza, la mente materializa y ahogan al espíritu en un círculo vicioso sin salida, por lo que comienzas a atraer la enfermedad, el stress y todo tipo de crisis, desde lo material hasta lo espiritual.

En una ocasión, la muerte llegó a un pueblo y comenzó a caminar por todas sus calles, con la firme intención de llevarse a todos los habitantes con ella. El cura de aquel lugar, aterrorizado al verla, le preguntó cuales eran sus intenciones,  y la muerte le dijo que iba a enviar una epidemia sobre aquel pueblo para exterminar a todos sus habitantes. El cura arrodillándose le suplicó que tuviera piedad, por lo que la muerte después de escucharlo le dijo que si rezaba fervientemente, ella  no se llevaría a nadie, y que si continuaba rezando  piadosamente por muchos días, ella quizás podría aburrirse, cambiar de parecer, e irse para otro pueblo. El cura se encerró en su iglesia a rezar día y noche incansablemente, y al tercer día abrió las puertas de su iglesia y para su sorpresa, vio que la muerte había arrasado con casi todo el pueblo.  Muy contrariado, salió en busca de la muerte y al encontrarse con ella le reclamó porque había violado su pacto, y la muerte con su cínica sonrisa lo miró a los ojos y le dice: “Reverendo padre, yo no he incumplido nuestra promesa. Todos los muertos que tu ves a tu alrededor se murieron de puro y físico MIEDO al verme”.

Si te sientas a observar detalladamente nuestra historia, te darás cuenta que vivimos en una sociedad que está basada en el miedo.  Desde todo tipo de ángulos nos están asustando, ya que existe un culto al miedo. Hoy en día vivimos con miedo a estar solos, a la enfermedad, a quedarnos sin empleo,  a la vejez, a la muerte, etc.  Por eso, cuando miramos la influenza, la crisis económica, el calentamiento global, la paranoia y neurosis que se están viviendo en la tierra, nos damos cuenta que el problema simplemente es de inconsciencia, ya que estamos dormidos como robots conectados a un televisor, a un radio o un computador, desde donde nos manipulan, controlan y extorsionan en el miedo.

Por eso desde hoy, no confiemos ingenuamente en toda la información o desinformación suministrada a través de los medios de comunicación. Y cuando las palabras que nos han dicho vienen desde  la manipulación, el miedo o la fuerza, jamás podrán tener eco en nuestras vidas, si tenemos consciencia de lo que estamos oyendo.

Esto me hace recordar un proverbio que vi en la entrada de un monasterio en las montañas del  Tíbet que decía: “Puedes obligar a alguien a comer, pero no puedes obligarle a sentir hambre; puedes obligar a que te elogien, pero no  a que sientan  admiración por ti;  puedes obligar a que te cuenten un secreto, pero no a inspirar confianza; puedes obligar a alguien a acostarse, pero no a  dormir; puedes obligar a que te sirvan, pero no a que te amen; puedes obligar a que te hablen, pero no a que te escuchen”.

Desde hoy comienza a utilizar las siguientes herramientas para que esos pensamientos de temor, angustia, prevención o miedo no te roben tu paz interior:

  • Cuando alguien llegue a ti con críticas, escucha sólo aquéllas que sean constructivas y aporten algo bueno, pero no hagas caso a chismes, habladurías o palabras que de una forma u otra perturben tu paz interior o la de los otros.
  • No permitas que te presionen a actuar o a hacer cosas que la voz de tu conciencia te aconseja no hacer; o que te impidan hacer aquello que, bien sabes, debes hacer. Aprende a decir no.
  • Ten consciencia de todas esas palabras negativas con las que te condicionaron durante toda tu vida y transfórmalas en palabras liberadoras, constructivas y motivadoras para ti y para los otros. Nutre tu mente en cada despertar con palabras que reconforten tu espíritu y reafirmen tus propósitos y tu misión en la vida.
  • Deja de poner tu mirada y centrar tu atención en el remolino de energía negativa que quizás te está ahogando. Sal de ese círculo vicioso y busca un nuevo horizonte.
  • Toma conciencia de toda la información a que estás expuesto y genera un filtro para que no entren a tu mente los contenidos negativos, destructivos y corrosivos que recibes a diario por los diferentes medios de comunicación.
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Redacción Minuto30

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