Temor al debate ideológico. Por: Ariel Peña

A raíz de las negociaciones de la Habana entre el Gobierno y la guerrilla de las farc, que ya pasan de dos años, pareciera que el debate ideológico esta reducido a cero por parte de importantes sectores de la sociedad, resaltando que el gobierno ha impulsado informes sobre la memoria histórica y nombró una comisión de académicos para tener conclusiones acerca del origen del conflicto, en donde aparecen miembros de la ultraizquierda, esto podría servir para encender una gran controversia y así ir dilucidando la inmensa tragedia que ha vivido el pueblo Colombiano en 50 años de conflicto, pero no, porque todo indica que ello responde a la parte mecánica y no a la hermenéutica que necesitaría el país para comprender el tamaño de su calamidad.

Ese temor a ponerle la cara al debate ideológico, para contrarrestar las fuerzas totalitarias en el país, no es nuevo, ya que se culpo en su momento a los gobiernos del frente Nacional de 1958 a 1974, por ser responsables de preocuparse más del reparto burocrático en los puestos del estado, que de generar ideas, de ahí que los grupos marxistas leninistas ganaron espacios importantes, en sindicatos y organizaciones sociales en general, sin que tuvieran una eficaz resistencia de parte de los Demócratas, esa situación fue adobada con la combinación de todas las formas de lucha, estrategia comunista para la toma del poder.

También es curioso como importantes periodistas y una buena parte de la clase dirigente en general , hace algunos años eludiendo la realidad, dijeron que el grupo terrorista de las farc había perdido su ideología, por haberse comprometido a fondo con el negocio del narcotráfico, prácticamente exculpando a la doctrina criminal y burocrática del marxismo leninismo, que es seguida por las farc, subrayando que la banda armada nunca ha abjurado del comunismo totalitario y el negocio de la droga ha sido un medio para sus fines políticos, buscando someter y envilecer a la población Colombiana.

La periodista de la revista Semana María Jimena Duzan, en una columna titulada “Desarmar Plumas” hace pocos días afirmó “debemos aprender a ver el país con ojos de periodistas que tienen una responsabilidad en la reconstrucción de Colombia y salir de la Cultura de la guerra” con esas afirmaciones no solo los comunicadores, sino que todos los 48 millones de Colombianos a raíz de la guerra declarada por las farc hace 50 años, igual a lo que enseña la Iglesia Católica, tenemos una especie de pecado original, que debemos expiar, claudicando ante las ambiciones de los cabecillas de las farc, lo cual no responde a la realidad ya que fue la narcoguerrilla la que le impuso el conflicto a la sociedad, por eso alcanzar la paz política no depende de los esfuerzos pacifistas del gobierno o la comprensión de los Colombianos, sino única y exclusivamente del grupo terrorista propiciador de la guerra.

Entonces es indiscutible que el país en las ultimas 5 décadas, ha estado ausente de un efectivo debate conceptual en contra de las posturas supersticiosas y violentas del marxismo leninismo, que tiene como principales dogmas para engañar a incautos e indecisos, al materialismo histórico y la inevitabilidad, siendo eso similar a una secta religiosa que predica que fuera de su comunidad no hay salvación y que los que no estén con ellos irán a la condenación, por eso con su par de fetiches el comunismo totalitario vende la fábula de que inevitablemente todos tendremos que llegar al socialismo, pero no dice ¿cuál? Porque hasta Hitler proclamaba ser socialista y además fue fundador del partido obrero nacional socialista (nazi)

En la actual coyuntura nacional, en donde el debate ideológico hace falta, para hacer claridad sobre el futuro de la nación, especialmente por las negociaciones de la Habana, hay que rechazar sin ambages las posturas antihistoricas de las fuerzas totalitarias, ya que la Democracia es la alternativa real y posible para ir solucionando los múltiples problemas que aquejan a Colombia, pues para fortalecer desde el punto de vista dialectico esa Democracia la cual existe en el país y se debe de incrementar, falta la competencia fecunda en las ideas, y en esa parte es donde los medios de comunicación juegan un papel determinante, impulsando grandes debates.