La mentira es un rasgo atávico en la naturaleza. El más mentiroso es el homo sapiens y por eso se ha mantenido en la cúspide. Por medio de trampas, mentiras y subterfugios se impuso al resto de la creación hasta convertirse en el mayor depredador entre los seres vivos. No es el único pero si el mayor.

Francisco Javier Saldarriaga

La historia está llena de mentiras, en casi todas las guerras quien la escribe es el ganador y este acomoda las cosas para quedar como héroe y avillanar al vencido. Quien hace las actas tiene ventajas sobre los que la leen y después la aprueban. De todo hecho en la vida hay como mínimo tres verdades, la de un lado, la del otro y la real.

Los mayores desastres en la historia de la humanidad en contra de las libertades individuales empezaron con mentiras oficiales que, a fuerza de repetirlas, se convirtieron en verdades reconocidas pero irreales. El poder de las elecciones está en quien contabiliza los votos decía uno de los mayores mentirosos de la historia del siglo 20. Stalin no era ni podrá ser el paradigma de la verdad y esos métodos son los que ahora se están resucitando en estos países del cuarto mundo y es que vamos para atrás como el cangrejo. Tenemos como faro, a uno de los mayores mentirosos.

Aquí en Colombia se entronizó la mentira como un arma política, financiera, social, periodística, y gubernamental. Según se escucha, se lee y se percibe estamos rodeados de mentirosos. Algunos con mayor credibilidad que otros pero el denominador común es que la mentira está dentro de sus principios tutelares para sobrevivir.

El señor Santos está empecinado en que él y solo él es el poseedor de la verdad absoluta, nadie que piense diferente tiene posibilidades de alcanzar alguna cercanía con la verdad. Es tal su empecinamiento en atacar a sus opositores que se atreve a tildarlos de mentirosos, cuando utilizan las cifras oficiales de sus ministerios, para hacer ver las los índices de violencia propiciada por sus amiguitos de La Habana.

En su alejamiento de la realidad, parece que se hubiese quedado con Alicia en el país de las maravillas, es capaz de desautorizar a las fuerzas oficiales con tal de intentar desprestigiar a sus contradictores. Le dice mentiroso al Procurador, y lo tilda despectivamente de un funcionario con sotana olvidando que el hábito no hace al monje.

Rechaza y su único argumento es tildar de mentirosos, olvidando que la mejor forma de atacar una mentira es demostrando, con hechos tangibles y contundentes, que lo que afirma el mentiroso es eso, una argucia para engañar a quienes lo escuchan o lo leen.

Santos hasta ahora se ha quedado con sus expresiones y no ha mostrado ninguna prueba que le sirva de sustento para corroborar sus denuestos, en contra de cualquiera que piense o afirme algo diferente a su limitada manera de ver la vida de ese mundo ficticio que quiere ver como verdad y a esta, pretende hacerla ver como ficticia.

Los medios de comunicación mienten por acción y omisión. Ellos en su afán de llenar sus bolsillos sin fondo hacen eco de las mentiras oficiales y eluden comunicar las verdades reales.

Vivimos rodeados de mentiras o de mentirosos, cualquiera de las dos opciones es lo mismo y quienes no tienen la capacidad de engaño se están convirtiendo en una especie en extinción. La objetividad total nunca ha existido y quien quiera acercarse a ella será un ser extraño para el resto de sus congéneres. Pero si hay muchos a los que no se les puede creer ni un ápice y entre ellos está el que insulta a quien no comparta sus percepciones.

Postre: Aquí no importa la paz lo que se quiere es el premio, y para conseguirlo se hará lo que haya que hacer, incluido mentir descaradamente.

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Redacción Minuto30

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