Sistema de transporte de Medellín, un modelo para el continente según El País

Cortesía Metro de Medellín.

El diario El Páis, en su edición para América Latina, destacó al sistema de transporte de Medellín como un modelo para Latinoamérica en un artículo publicado este lunes.

El medio destaca que en la ciudad de la Eterna Primavera, una persona solo tendría que gastar $2.080 para cruzar la ciudad usando hasta cinco medios de transporte: Metrocable, Tranvía, Metro, Metroplús y EnCicla.

«Pocos sistemas de transporte masivo del mundo integran bajo un mismo paraguas tantos medios de locomoción»,  destacó El País.

«¿Qué tiene el transporte público de Medellín para ser un modelo en Latinoamérica?» se plantea el periodista en el texto. La respuesta, además de la integración que permite la tarjeta cívica, está en la Cultura Metro y en el cambio que el Metro posibilitó en la Ciudad. 

«Articuló un territorio que antes era estanco, de guetos; la gente vio la ciudad desde arriba y la descubrió [no es un ferrocarril subterráneo, sino elevado]; cambió la cultura y el imaginario de la movilidad», aseguró Jairo Gutiérrez, funcionario del Metro de Medellín a ese medio.

Con respecto a la cultura Metro, El País destacó que «los ciudadanos están orgullosos de su servicio en una ciudad en la que la implicación cívica ha sido crucial (…) Los trenes, que tienen más de 20 años, lucen casi como nuevos. En parte por esta implicación ciudadana y, también, porque la empresa sabe bien el círculo vicioso en el que entra cualquier espacio público cuando comienza a mostrar deterioro. Una pequeña pintada lleva a otra, y esta a una mayor…»

El medio hace una mención especial a EnCicla, que promueve el uso de la bicicleta en una ciudad en la que ocho personas mueren diariamente por problemas relacionados con la calidad del aire.  El sistema público de bicicletas registró en 2016 1,9 millones de viajes, en contraste con los 11.372 préstamos que se hicieron en 2011, el primer año de su funcionamiento.

Como retos del sistema, el País menciona dos desafíos: continuar la promoción del uso de la bicibleta y «mejorar la cobertura y la calidad del entramado de empresas privadas que controlan las rutas de autobús convencional, que muchas veces se mueven en los pagos informales y representan todo lo contrario de la unidad y el orden que impone la tarjeta cívica.»

El objetivo, resalta El País, es tener «una sola tarjeta para transportarlos a todos».