La industria petrolera recibió un rudo golpe con la caída de los precios del crudo, los cuales alcanzaron a rondar los US $24 a finales de enero de 2016, tardó en reaccionar y ello desalentó la actividad petrolera en todo el mundo y Colombia, que cumple el 29 abril de 2018 cien años desde que se perforó el primer pozo productor de hidrocarburos (Infantas No. 2), no fue la excepción.

Posteriormente vendría una lenta recuperación aupada por el viraje de la OPEP, que cambió su estrategia de mantener su producción al tope y desde noviembre de 2016 tomó la determinación, en alianza con otro gran productor no miembro del cartel como lo es Rusia, de recortar la producción en 1.8 millones de barriles diarios para tratar de detener la caída de los precios. Y en parte lo han logrado, lo cual los ha llevado a prorrogar hasta finales de 2018 dicho acuerdo. Así lograron que el precio subiera un 82% entre enero de 2016 y enero de 2017 y arrancó el 2018 al alza, al cotizarse el día 3 de enero en US $61.81 el WTI y US $67.92 el Brent.

La firma calificadora de riesgo Standard and Poor´s  pronostica un precio promedio del crudo de US $55 el barril para el 2018, no obstante dada su volatilidad y lo errático de su comportamiento cualquier cosa puede suceder. Si bien el susodicho recorte, la interrupción de suministros por distintos eventos imprevistos, amén de la caída temporal de producción e inventarios en EEUU y la perspectiva que favorece un crecimiento de la demanda favorecen el aumento de los precios, hay varios factores que conspiran contra la tendencia alcista de los precios. El principal de ellos es la agresividad de la política energética de Donald Trump al “eliminar las restricciones sobre la energía estadounidense y permitir que esta riqueza llegue a nuestras comunidades”.

Es muy diciente que los EEUU hubiera alcanzado en septiembre de 2017 una producción de 9.5 millones de barriles/día, la más alta producción desde 2015 y según la Administración de la Información de Energía de los EEUU (EIA, por su sigla en inglés), hace un año tenía 477 plataformas activas y el 1 de diciembre de 2017 ya tenía 749.

A consecuencia de la baja de los precios del crudo la inversión y la actividad exploratoria se vinieron abajo. El año 2016 tuvo la más baja rata de exploración onshore en 12 años. Si en 2010 se corrieron 19.986 kilómetros de sísmica 2D en el año 2016 sólo se corrieron 2.000 kilómetros y hasta octubre de 2017 sólo se habían alcanzado 929 kilómetros equivalentes onshore y nula actividad sísmica costa afuera, lo que contrasta con los 33.86 mil kilómetros 2D equivalentes totales en 2016. Con razón sostiene la CAMPETROL que el 2017 se posiciona como el de menor actividad sísmica desde que se llevan registros hace 17 años.

Empero, según fuentes de la ACP se espera que en el 2018 las inversiones de la industria petrolera en Colombia fluctuará entre los US $4.500 millones y US $4.900 millones, 45% mayor que en 2017, enfocadas fundamentalmente a la exploración y extracción de crudos. Ello permite augurar que este sea el año de la recuperación de esta industria.

Resulta estimulante registrar que el número de taladros en los frentes de la actividad exploratoria ha aumentado sensiblemente, estamos hablando de 111 equipos, 70 equipos más que en octubre  de 2016. También es de destacar como un hecho positivo los 41 pozos exploratorios perforados, de una meta de la ANH de 50 para todo el año, frente a 13 para el mismo lapso en 2016, de 21 perforados al cierre de 2016 y de los 5 pozos offshore que se planearon perforar en 2017, sólo resta uno que ya está en perforación. Pero, todavía estamos muy lejos de los 131 pozos que se perforaron en 2012.

Dada la precariedad de las reservas probadas con las que se contaba al cierre de 2016 (1.665 millones de barriles), a las que hay que descontar  aproximadamente 310.250.000 barriles, los que se extrajeron en el transcurso del 2017. Y descontemos también un año de los 5.1 años de autosuficiencia. De allí la urgencia de incorporar más barriles a las reservas, para espantar el fantasma de la pérdida de la autosuficiencia. Se ha venido haciendo un gran esfuerzo en el mejoramiento del recobro, pero ello aunque es necesario no es suficiente, requerimos, además de pasar reservas contingentes a probadas, nuevos hallazgos.

La única manera de detener la caída de la producción y sostener un platteau mayor de los 840.000 barriles, que es la nueva meta para 2018 según el Plan Financiero 2018, es reponiendo y acrecentando las reservas probadas y en ese sentido la nueva frontera para lograrlo está en la apuesta por la exploración offshore, en donde ECOPETROL ya se ha anotado los primeros éxitos y en los yacimientos no convencionales, desde donde sólo se pueden extraer las reservas de crudo y/o gas utilizando la controvertida tecnología de la estimulación hidráulica. Según estimativos de la ACP y ECOPETROL allí hay un potencial entre 3.000 y 5.000 millones de barriles, con lo cual se podría ampliar el horizonte de la autosuficiencia entre 8 y 12 años más.

[1] Miembro de Número de la ACCE

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Redacción Minuto30

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