Resquebrajada y deteriorada la familia de generaciones anteriores, fenómeno que viene dándose desde hace medio siglo, los hombres y mujeres que hoy gobiernan el mundo, en su gran mayoría son personas que en sus vidas carecen de norte, no tienen claras cuáles son sus metas, adolecen de traumas, vacíos existenciales y adecuada formación educativa y cultural. El problema se viene dando a escala universal después de la segunda guerra mundial, época en la cual el mundo se polarizó en dos potencias: Estados Unidos y sus aliados y la antigua Unión Soviética y las repúblicas socialistas satélites.

Como el clan familiar, las naciones, antes potencias, se desmembraron. Hace un cuarto de siglo se desmoronó el socialismo soviético, la caída del muro de Berlín es el símbolo de la vieja sociedad comunista. Estados Unidos pasó de ser el primer país rico del mundo a ser hoy el que más duda externa tiene. La China moderna fue acorralando la economía estadounidense y pese a la mengua del emporio financiero e industrial de esta populosa nación, son miles de millones de dólares que el imperio gringo adeuda a la China.

La quiebra de la familia, el deterioro de los valores humanos más importantes y la debilitación de los estados, agregado esto a la pésima formación educativa y cultural de las nuevas generaciones, jalonada ella por los medios de comunicación que fomentan el consumismo y patrocinan ideas triviales, exaltan vidas vacías y poco ejemplares como la de los artistas, modelos y deportistas, la vida huera, aparente y falsa del llamado Jet Set criollo, tienen sumido hoy el planeta en una de sus peores crisis.

Hace varias décadas que ilustres pensadores predijeran lo que hoy está ocurriendo. Cuando apenas se acercaba el medio siglo pasado, hubo quienes nos alertaran sobre el cambio sustancial del modelo de vida antiguo, ocioso, tranquilo y cortés a uno frenético, acelerado, altamente consumista, apresurado, egoísta, en el que los dioses supremos son el ego y el dinero, los que otorgan poder mas no sabiduría. Las naciones del presente están profundamente agitadas y por doquier se observan guerras, desplazamientos, terrorismo, pobreza, desempleo, plagas que convierten nuestro mundo en un auténtico infierno.

La grave situación es aprovechada por políticos de baja condición personal, educativa y cultural para pregonar la salvación de su país sin que tengan las cualidades intelectuales, morales y culturales para gobernar. Aparecen entonces los falsos salvadores de muchos países con sus tesis mesiánicas de devolver al pueblo la paz, la economía sólida, pleno empleo y gran calidad de vida. Son los llamados populistas, pertenecen a este grupo, aquellos que aprovechando la ignorancia de las masas, acceden al poder sin que tengan cualidades de estadistas y no pasan de ser falsos promeseros. Se acabaron las ideas políticas, emergieron los publicistas que saben que un candidato presidencial y un político no logran gran votación por su inteligencia, su formación o capacidades, sino como un producto más de consumo.

Desaparecieron las concentraciones multitudinarias donde se agitaban grandes ideas políticas. En su reemplazo llegaron los debates televisivos, las campañas sucias por medio de las redes sociales y el aprovechamiento de redes terroristas y situaciones de guerra para acceder al poder. Esto explica por qué en muchos países del mundo, especialmente en los de América Latina y España, hayamos tenido gobernantes mediocres que llegaron al poder de un golpe de suerte o el aprovechamiento de la situación de orden público. Hace más de un cuarto de siglo llegó al poder en Colombia un político regional sin mayores méritos, solamente porque el candidato presidencial más opcionado fue asesinado. Ocurrió también en España en el 2004 con ocasión del atentado terrorista días antes de la elección del presidente del gobierno español, lo que capitalizó Rodríguez Zapatero para hacerse al poder.

El más aclamado político de los últimos tiempos en Colombia y el de más alto índice de aceptación popular, Alvaro Uribe Vélez, llegó al poder aprovechando el terrorismo propiciado por el grupo insurgente hoy en disolución, las Farc. Andrés Pastrana, recurrió a la estrategia de prometer la paz con las guerrillas para llegar al poder y lo logró. El segundo período presidencial de Santos se lo debe a la necesidad que pregonó de alcanzar la paz con la Farc. En Ecuador, Rafael Correa, buen economista pero pésimo en formación cultural, hijo de una familia desunida, se convirtió en su país en un populista presidente aprovechando el caos institucional que le precedió. Ecuador llegó a tener hace años tres presidentes al mismo tiempo. Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Argentina padecen el mismo fenómeno populista que las repúblicas mencionadas antes.

El estado que pretende suplir al padre, el estado proteccionista, el socialismo de estado al estilo Suecia, Noruega y Finlandia ha desaparecido en múltiples países. Las gentes de estos tiempos están perdidas, desorientadas, carentes de líderes auténticos, por eso reina el caos, el desorden, el desempleo y la desintegración social.

Se necesitan líderes sabios que gobiernen a sus pueblos, pero son cada vez menos los que son respetables por lo que son y saben, reinan los mediocres, dirigen los falsos promeseros, gobiernan los menos buenos y muchos corruptos. Los buenos y grandes hombres y mujeres, que los hay, se ocultan en estos tiempos, los necesitamos.

El respeto del pueblo se gana como nos lo enseñó Confucio: que la rectitud esté por de la corrupción, pero la realidad nuestra es lo contrario.

Dos grandes expresidentes de Colombia de orígen antioqueño, Carlos E. Restrepo y el gran Marco Fidel Suárez, emblemáticos hombres sabios y ejemplares, expresaron su inconformidad con el poder y la calidad de los gobernantes. Restrepo escribió a un amigo diciéndole que la política no es para un hombre bueno, recto y honesto. Más cáustico aún Marco Fidel Suárez, comentó en una oportunidad: “No me digan excelencia que eso me sabe a pestilencia”.

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Redacción Minuto30

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