La economía que recibe el presidente electo y su equipo económico goza de buena salud, pero con puntos débiles identificados: desempleo, informalidad, alto déficit fiscal y revaluación del peso.

Reactivación en marcha, inflación en uno de los niveles más bajos de la historia, inversión extranjera creciente, progresos en competitividad, avances en infraestructura, bajas tasas de interés, auge mineroenergético y altos precios del café, son razones suficientes para que el país viva un boom de optimismo en el inicio del nuevo Gobierno.

Sin embargo, esta perspectiva positiva contrasta con el alto nivel de desempleo (11,6 por ciento a junio pasado) elevado déficit fiscal (4,4 por ciento para el 2010), crisis de la salud, revaluación del peso, TLC con Estados Unidos en veremos y rompimiento de las relaciones comerciales y diplomáticas con Venezuela, país que hasta hace poco era el segundo socio comercial de Colombia.

Las anteriores son las dos caras de la moneda que enmarcan el balance de la economía que recibe el nuevo presidente de la República, Juan Manuel Santos, y que a partir de mañana asumirá, con el equipo designado para ello.

El diagnóstico es claro. En consecuencia, las expectativas rondan ahora en torno a las iniciativas que emprenderá el nuevo Gobierno para solucionar las situaciones apremiantes, conservar e impulsar los programas exitosos que están en marcha y generar nuevas oportunidades para los colombianos.

No obstante, aunque hay consenso en la identificación de cuáles son los problemas, no sucede lo mismo con las soluciones.

Mientras algunos expertos consideran que es indispensable tramitar en el Congreso una reforma tributaria estructural, las posiciones con las que llegaron los ministros del equipo económico de la nueva Administración presentan algunas diferencias, aunque desde ya se anuncia un consenso en la toma de este tipo de decisiones.

También hay diferentes matices en las consideraciones respecto a lo que debe contener el proyecto de reforma a la salud, con el que se buscará solucionar la crisis del sector, que obligó al Gobierno saliente a decretar la Emergencia Social a comienzos de este año, y que a pesar de haber sido declarada inexequible por la Corte Constitucional sirvió para tomar algunas medidas ante la falta de recursos para evitar el colapso total del sistema.

Los generales de la política económica serán similares a los que rigen en la actualidad; la nueva Administración ha anticipado su decisión de atacar de frente los principales cuellos de botella.

La regla fiscal, la gran prioridad en el Congreso

La tarea en el Congreso de la República comenzó desde antes del inicio de la transmisión de mando, y promete ser intensa y variada.

Ya fue presentado al Legislativo el proyecto de regla fiscal, que busca mayor estabilidad en la política fiscal y obliga a un manejo ordenado y más razonable de los ingresos generados por el auge mineroenergético que vive el país.

Este proyecto plantea igualmente una reforma a la Ley de Regalías, con el fin de ajustar a los entes territoriales a una política similar en la inversión de estos recursos.

La iniciativa tiene como propósito central darle más orden al manejo de las finanzas públicas, especialmente ahora cuando el país espera aumentar sus ingresos futuros por la explotación de minas y petróleo.

El texto que debe discutir el Congreso consta de cuatro artículos que introducen en la Constitución el concepto de la sostenibilidad fiscal y de esa forma crear las condiciones para que se pueda financiar y hacer viable el Estado Social de Derecho.

La iniciativa fue radicada en el Lesgilativo por el Ministro de Hacienda Saliente, Óscar Iván Zuluaga, quien estuvo acompañado del nuevo titular de esa cartera, Juan Carlos Echeverry.

Según el Gobierno, el siguiente paso será definir la presentación de un proyecto de ley para modificar el Estatuto Orgánico del Presupuesto, el cual podría crear un fondo de estabilización que facilitaría el manejo de los ingresos fiscales.

Lo que no se ha decidido es si esta última iniciativa la presentará este o el próximo Gobierno.

En consecuencia, la buena salud de la economía que recibe la era Santos deberá ser complementada con una labor clave en el Congreso de la República, donde el partido del nuevo mandatario tiene las mayorías que garantizarían el buen trámite de las iniciativas.

Vía Portafolio.com

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Redacción Minuto30

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