Un mes ha transcurrido desde que Juan Carlos I salió de España rumbo a Emiratos Árabes Unidos (EAU) como medida para tratar de aplacar la polémica generada por sus presuntos negocios ocultos en el extranjero, sin que hayan trascendido nuevos detalles sobre su estancia en el país asiático.

El 3 de agosto, el rey emérito emprendió viaje al Golfo Pérsico al mismo tiempo que el Palacio de la Zarzuela emitía el comunicado en el que informaba de su traslado fuera de España «en estos momentos».

Tuvieron que transcurrir dos semanas para que don Juan Carlos desvelara, a través de un SMS de la Casa Real, que EAU era su destino, tras días de especulaciones que le situaron en lugares como República Dominicana, Portugal o Nueva Zelanda.

De su estancia en el país árabe, no ha trascendido nada, únicamente una fotografía de cuando, supuestamente, desembarcó en Abu Dabi, uno de los emiratos que integran el país, en el avión privado que le transportó desde Vigo (Pontevedra) junto a varios escoltas.

Algunas publicaciones sitúan su alojamiento en el hotel Emirates Palace, un lujoso complejo en el que se ha hospedado en otras ocasiones en que ha visitado ese territorio.

Despejada la incógnita de su paradero, el anterior jefe del Estado no ha aclarado otras dudas, como cuánto durará su estancia en el extranjero y cuáles son los costes de su alojamiento.

Cuando partió, don Juan Carlos comunicó a algunos amigos que se trataba de un «paréntesis», sin concretar si podría cambiar de destino o si se planteaba regresar en algún momento a España.

Transcurrido un mes desde su marcha, el debate político sobre la figura del rey emérito ha bajado de intensidad, aunque se mantiene como elemento de discrepancia entre partidos.

Unidas Podemos y varias formaciones nacionalistas e independentistas han seguido reclamando explicaciones a la Casa Real sobre la que consideran una «huida» del padre de Felipe VI ante la investigación abierta por la Fiscalía del Tribunal Supremo.

No hay fecha aún para que la Fiscalía determine si existe o no responsabilidad penal por actos cometidos una vez que abdicó en junio de 2014, cuando perdió la inviolabilidad, y si entre ellos estaría el presunto cobro de comisiones en la construcción del AVE a La Meca.

A la cabeza de los críticos, está el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, para quien la salida de don Juan Carlos es «una burla a la ciudadanía y una vergüenza internacional» y debería «dar la cara en su país y ante su pueblo».

Frente a esta postura, el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, ha mantenido su defensa de la Corona al ser precisa la estabilidad institucional, aunque se ha mostrado partidario de que se conozca el coste que va a tener para el erario público la seguridad de don Juan Carlos en el extranjero.

«Cualquier esfuerzo de ejemplaridad y transparencia por parte de cualquier institución será bienvenida», dijo el presidente el pasado martes en la Cadena SER.

A los ataques lanzados contra Juan Carlos I se han sucedido también adhesiones.

La más destacada ha sido el manifiesto de más de 200 exministros y cargos de los gobiernos de UCD, PSOE y PP en favor del legado del que fue rey durante casi 40 años y de su presunción de inocencia.

Entre sus firmantes, el que fue vicepresidente del Gobierno, el socialista Alfonso Guerra, quien, no obstante, ha dicho no compartir la marcha de don Juan Carlos, ni el que el se haya «obligado» a Felipe VI a «repudiar» a su padre.

«Creo que esto no se ha hecho bien (…) Se ha hecho seguramente con la intención de que fortalezca a la institución, pero no la fortalece, sino que la debilita», reflexionó Guerra sobre la medida.

Una de las consecuencias de la controversia generada en torno a la figura de Juan Carlos I es que varios municipios han impulsado iniciativas para retirarle símbolos honoríficos o nombres de calles dedicadas al anterior jefe del Estado.

El caso más llamativo es el de Barcelona, donde el pleno municipal, con el apoyo de ERC y JxCat y la abstención de la formación de la alcaldesa, Ada Colau, ha acordado retirar la Medalla de Oro de la Ciudad y el resto de honores.

Varios periódicos han publicado encuestas sobre la marcha del padre de Felipe VI, el último de ellos, El País el pasado domingo.

Según este sondeo, sólo un 13,6 por ciento ve acertado el traslado de Juan Carlos I a Emiratos Árabes Unidos, frente a un 60,2 que cree que hubiera sido mejor quedarse en España.

EFE

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