El Parlamento francés adoptará definitivamente el miércoles la principal reforma del presidente conservador Nicolas Sarkozy que pondrá fin a la jubilación a los 60 años, en vísperas de una nueva jornada de huelgas y protestas, última batalla de una movilización con apoyo mayoritario.

AFP PHOTO / JACQUES DEMARTHON

Pese a seis jornadas de masivas manifestaciones en todo el país, que lograron movilizar un récord de 3,5 millones de personas según los sindicatos y 1,2 millones según el gobierno, el ejecutivo y la mayoría gobernante de derecha (UMP) habrán logrado sacar adelante esta reforma.

El proyecto de ley será sometido el miércoles en la tarde a su votación final en la Asamblea Nacional (Cámara de Diputados), al día siguiente de su aprobación en el Senado. Sarkozy tiene previsto promulgarla a mediados de noviembre.

Considerada «injusta» por más del 70% de los franceses, la reforma elevará de 60 a 62 años la edad mínima para acceder a la jubilación y de 65 a 67 años la edad para cobrar una pensión completa. Al mismo tiempo aumentará de 40,5 a 41,3 los años de aportes para obtener una jubilación al 100%.

Las huelgas que acompañaron la movilización social que arrancó a principios de septiembre, y que en las últimas dos semanas se centraron en el sector petrolero amenazando con paralizar al país, perdían fuerza día tras día.

Cinco de las 12 refinerías de Francia reanudaron sus actividades el martes y el abastecimiento de combustible volvía a la normalidad en cuatro de cada cinco estaciones de servicio de las 12.300 de todo el país.

Los trenes funcionaban casi normalmente este miércoles.

Sin embargo, la pulseada entre el gobierno conservador y los sindicatos -respaldados por la oposición de izquierda- sigue siendo evidente.

Mientras el diario conservador Le Figaro afirma que «El conflicto se acerca al final», el matutino Liberation (izquierda) cita al secretario general de la CGT, principal sindicato francés. «Esto no ha terminado», afirma Bernard Thibault, que volvió a pedir al gobierno que no promulgue la ley.

En vísperas de la séptima jornada de protestas del jueves -una octava está convocada para el 6 de noviembre-, el dirigente de la CGT no se arriesga esta vez a prever una manifestación récord. En plenas vacaciones de otoño (boreal), Thibault vaticina un «buen nivel de movilización».

La promulgación de la ley podría ser aplazada hasta fines de noviembre pues el bloque socialista presentará un recurso ante el Consejo Constitucional.

«El tiempo político no se detiene», afirmó el jefe de fila de los diputados socialistas, Jean Marc Ayrault.

El gobierno evitó cualquier muestra de triunfalismo.

«No es la victoria de un campo, es la de todos los franceses», exclamó en el Senado el ministro de Trabajo, Eric Woerth, que al igual que el gobierno considera esta reforma «indispensable» para enfrentar un sistema de jubilación deficitario, que en 2018 necesitará 44.000 millones de euros (61.000 millones de dólares) y el aumento de la esperanza de vida.

Un francés de cada tres tendrá más de 60 años en 2060, según datos oficiales.

Con la reforma en el bolsillo, un «imperativo» para que Francia «conserve su credibilidad» ante las agencias de calificación financiera internacionales, Sarkozy encarará el último año y medio de mandato con una inminente remodelación ministerial y la presidencia francesa del G20, que reúne a las principales economías desarrolladas y emergentes.

Pero según una encuesta reciente IFOP-JDD, el nivel de descontento de los franceses es del 70%.

«El gobierno ha perdido la batalla de la opinión pública», advirtió el socialista Jean Marc Ayrault.

PARIS, 27 octubre 2010 (AFP)

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Redacción Minuto30

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