A escasos meses antes del plebiscito propuesto por el gobierno Santos para refrendar el acuerdo de paz con las FARC, el partido opositor Centro Democrático en compañía de otros pocos sectores políticos emprendieron campaña por el NO.

De inmediato se hicieron sentir nuestras consideraciones y preocupaciones frente a los inminentes abusos y vulneraciones al ordenamiento jurídico colombiano, al mismo tiempo, también se hicieron sentir los señalamientos de sectores políticos ‘’amigos’’ del acuerdo de paz, queriéndonos bautizar con un sin fin de denominaciones, entre ellas guerreristas, belicosos, aguerridos y enemigos de la paz, pero claro ¿cómo no iban a defender el acuerdo de paz? si tenían la obligación de excusar al ineficaz gobierno para el pueblo pero eficaz para el congreso, pues cuantos recursos del tesoro nacional destinó el Gobierno Santos a los congresistas para que favorecieran viles proyectos que respaldarían el proceso que se llevó a cabo en la Habana con los terroristas de las FARC. Respaldo que terminaría siendo el camino del enriquecimiento económico, pero éste pavimentado en la ilegalidad y el daño al Estado y el pueblo Colombiano.

Bien lo hizo el presidente mientras pudo, utilizó la carnada más adecuada para poder lograr lo que necesitaba en el capitolio nacional, de hecho algunas personas han llegado a afirmar que Juan Manuel Santos es uno de los estrategas políticos más audaces de la época, sin embargo, en los últimos días observamos que en la medida que se acaba su periodo de gobierno, se ha visto frustrado con los proyectos que necesita aprobar para consolidar su plan de entregar el país al grupo terrorista, es decir, el presidente ha ejecutado movimientos lúcidos pero descarados que le han conferido poder, no obstante todos aquellos que son sus amigos se vuelven contra él, se convierten en sus enemigos y se unen para darle la espalda así como él se la ha dado por tanto tiempo a la nación.

Lo anterior se sustenta por ejemplo, en lo sucedido en el recinto del Senado de la República, donde algunos Senadores del partido Conservador y Cambio Radical, que han sido aliados del gobierno, se sumaron al bloque del Centro Democrático que se opone cada día a la ley que reglamenta la justicia para los actores de la guerra, pues los corporados tomaron sus pertenencias de sus asientos y se apartaron de sus respectivas curules, ocasionando falta de Quórum y las súplicas desesperadas del Senador Serpa y El Ministro del Interior Rivera, se sustenta también en los cuestionamientos realizados por el expresidente Gaviria con respecto a políticas y decisiones del gobierno 2014-2018, igualmente en la precaria defensa de la gestión global del mismo gobierno por parte de Humberto de la Calle.

Con ésto se va despejando el panorama y vamos observando más claramente que el presidente y su gabinete no pueden ejercer el control total sobre todas las situaciones políticas que se le presentan, pues los malos gobernantes son incapaces de ver más que unos pocos pasos hacia adelante y no logran ver las consecuencias de sus «audaces» movimientos. Así es entonces como la energía agresiva de Santos y sus ministros se ha vuelto contra ellos mismos, pues se ven obligados constantemente a reaccionar ante los movimientos de los que consideraban sus amigos, pero cada vez más se convierten en adversarios, y además se ven intimidados por las imprevistas consecuencias de sus propias y nefastas acciones.

Queda por decir entonces, que el gobierno Santos aunque logre algunas cosas, se agota al ir en una dirección y en otra. Hasta que inevitablemente caerá.

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Redacción Minuto30

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