La semana pasada, Colombia tuvo una mirada hacia mediados de la década de los 90, cuando el panorama político no podía ser peor: El entonces presidente Samper acusado de haber recibido dineros del narcotráfico en su campaña, las relaciones con Estados Unidos seriamente deterioradas, el embajador Myles Frechette retira la visa a Samper y descertifica a Colombia en la lucha contra el narcotráfico, manchando la imagen de la presidencia y de nuestro país a nivel nacional e internacional.

El contexto de hoy no es muy diferente, Estados Unidos bajo el Presidente Donald Trump, no ha escondido en lo absoluto su descontento con el gobierno del Presidente Santos por los pobres resultados y la falta de acción para combatir de frente el narcotráfico y quien por lo contrario ignora el crecimiento desbordado de un 60% en la producción de cocaína, convirtiéndonos en el primer productor mundial.

La inacción del gobierno Santos, que enfocado en cumplirle a las FARC, ha ignorado este problema, e incluso suspendió las aspersiones aéreas, muy efectivas en la erradicación de los cultivos, ha llevado a que a través de un memorando dirigido al Secretario de Estado Rex Tillerson, el Presidente Trump haya considerado descertificar a Colombia en la lucha contra el narcotráfico debido al “crecimiento extraordinario de los cultivos y la producción de cocaína en los últimos 3 años” según se lo permite la Sección 706 (2)(A) del Foreign Relations Authorization Act junto con países como Venezuela, Bolivia y Nicaragua deteriorando irreparablemente, como en los tiempos de Samper, las relaciones con nuestro mayor aliado en el mundo.

Este jalón de orejas es pues, la continuación del ciclo bajo el cual, en nombre de la “paz”, el presidente Santos ha pisoteado sin consideración alguna las relaciones con Estados Unidos que bajo el Presidente Trump es cada vez más escéptico de continuar apoyando a un gobierno cada vez más enfocado en complacer a las FARC y no en asumir sus compromisos internacionales en la lucha contra el narcotráfico.

Estando ad-portas de la elección de 2018, debemos prestar también especial atención a Humberto de la Calle quien molesto con el memorando de Trump calificó de inaceptable su posición y le acusó de usar instrumentos “anacrónicos” y por cierto, bien recordados por el, como la descertificación o a Gustavo Petro, quien ha hecho un llamado a “nacionalizar la política contra el narcotráfico” lo que nos lleva como colombianos a pensar si queremos una nueva presidencia que lleve a Colombia por rumbo equivocado de ser un país paria en la lucha contra el narcotráfico, indulgente con los criminales y aislado internacionalmente o a ser un país que asuma seriamente sus compromisos internacionales, respete y mantenga las relaciones con sus aliados y construya verdadera paz estable y duradera mientras lucha de frente contra el narcotráfico. La decisión está en nuestras manos.

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Redacción Minuto30

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