Un niño de 10 años que era un monaguillo de una Iglesia Católica de Medellín fue obligado a desvestirse para luego ser violado por un sacerdote.
Los hechos se dieron en la sacristía de la Iglesia, cuando el sacerdote lo tomó a la fuerza, le arrancó la ropa y lo obligó a meterse sus genitales en la boca. Después del suceso atroz, el Padre lo amenazó y lo obligó a no decir nada porque «nadie le creería».
El menor de edad guardó silencio; y la situación se repitió tres veces más. Después, la familia del niño se dio cuenta y denunció el caso.
Al parecer el responsable se trataba de un alto jerarca de una Iglesia Católica. La familia recibió amenazas e incluso les ofrecieron 10 millones de pesos a cambio del silencio.
El menor trató de quitarse la vida por una depresión que apareció tras los sucesos.
Un juez privó de la libertad durante tres años al cura y, tras cumplir la condena, volvió a sus labores como cura.
