Desde la llegada de los españoles a tierras que después conocimos que llamaban las indias, por eso también nos denominaron indios, hemos tenido que rogar y rezar. Los aztecas, mayas e incas no rogaban en sus ritos tradicionales, tampoco rezaban sino que ofrecían sacrificios a la luna, al sol y a todo lo que rodeaba la propia existencia de la vida natural.

Todo ese proceder de los españoles avanza con la espada y la cruz. Se conquista, se coloniza, se hace vida colonial y luego viene todo un proceso de emancipación que genera la independencia de las tierras que por años dominaron los españoles y que seguramente todavía contemplan como colonias.

Los virreinatos fueron creaciones de replicas de España en América. México y Perú son las grandes ciudades parecidas a los modelos traídos de la tierra madre. Los criollos no eran españoles, eran hijos de los españoles. Desde esos años venimos rogando tener una autonomía y que no nos miren como el país colonia. Increíble, por decir algo, que un país como España tenga inversionistas en Colombia.

Seguimos rogando que no más injerencia de países en nuestras políticas nacionales, en especial, en nuestra constitución nacional. Seguimos rogando casi de rodillas, como en la época de la conquista, que no nos maten de deudas externas. Seguimos rogando que no más impuestos para pagar deudas externas como la del metro de Medellín. Seguimos rogando, que las monedas extranjeras, se igualen a nuestra moneda. Rezamos para que gane un presidente. Rezamos para que gane uno de los que acompañamos a la campaña al capitolio nacional y con los meses nos toca rogarle que nos tenga presente en la lista de la gente a quienes les va a dar coloca por unos meses.

Rogamos que no nos atraquen, rogamos que nos devuelvan nuestros secuestrados, rezamos que nos les pase nada a nuestros hijos y esposos en la calle, rogamos que nos paguen lo justo y rezamos cuando no tenemos trabajo y hasta novena a San Judas hacemos. Rezamos que la selección Colombia vuelva al mundial y rogamos tener un técnico de fama internacional.

Rezamos por las noches antes de dormir, muchas veces cepillando los dientes. Rogamos que no se incrementen las tarifas de los servicios públicos. Rezamos por las intenciones de las buenas personas y rogamos a las personas que hagan fila y respeten el turno. Rezamos que no vaya a pasar nada en el vuelo que nos lleva a otra capital lejana. Rezamos que si nos atracan en la calle, no se le dispare el arma al agresor. Rezamos para que nos vaya bien en un examen de admisión a un concurso de méritos profesionales.

Rezamos una vez al año en semana santa y una que otra vez más que nos invitan a una sala de velación por situaciones de un vecino o un primo lejano. Rogamos que nos atienda la secretaria del alcalde y el concejal con la misma gana que le conseguimos los votos en la campaña. Rogamos y rezamos, dos costumbres que no hemos podido superar desde la llegada de los españoles.

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Redacción Minuto30

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