Domingo 29 de mayo de 2022, día de la primera vuelta en las elecciones presidenciales en Colombia. Son apenas las 6:49 de la mañana y mientras estoy preparándome para irme a votar, llega una notificación a mi teléfono móvil. Miro la pantalla y veo que es un mensaje por WhatsApp de un amigo de hace varias décadas, y con quien hemos compartido muchas experiencias de vida, algunas buenas y otras no tanto.

Preciso que él ha estado apoyando desde el principio, a la campaña del Ingeniero Rodolfo Hernández, además entregándolo todo. Termino mi café y abro el mensaje. Mensaje que dice o recomienda “llevar TAPABOCAS para votar”.

Siendo las 7 en punto le mando un emoji de “todo bien” (aquel del pulgar levantado), a lo que él me responde reenviándome unos datos: “Petro 43%, Rodolfo 30% y Fico 21%”, agrega un “Esto es de Invamer, medido ayer”. Le contesto, como buen católico no muy practicante “Que sea lo que dios quiera”. (Sí, la D debería ser en mayúscula, lo sé).

Después le envió un mensaje de voz, donde le comparto algo relacionado a una especie de premonición que tuve, una en la cual, aquel candidato por quien iba a ir a votar, no me lo imaginaba de presidente. A lo que él me responde “Entonces vota a Rodolfo”. Finalizo este matutino chat mandándole un “Jajajaja”, y me siendo las 7:05 am me despido con un “Buen intento ________” (se omite el nombre para proteger la identidad del amigo). Después de esta conversación, voté y con ello cumplí con uno de mis deberes como ciudadano.

Mientras escribía esta columna de opinión, el domingo 29 de mayo, y siendo las 5 de la tarde, me empiezan a llegar mensajes con los resultados preliminares. Con el 70% del total escrutado, y con pocas probabilidades de que se pueda producir un cambio en la tendencia, y como era de esperar, puntúa Petro con un 40.6%; le sigue Rodolfo con un 28.1% y Fico se queda en un tercer lugar con un 23.9%. Es decir, y en resumidas cuentas tendremos una segunda vuelta entre Gustavo Petro y Rodolfo Hernández.

Es claro que lo que hizo Rodolfo Hernández para lograr ese resultado, en términos de manejo de campaña, y cómo logró calarle en la mente de muchas personas en tan sólo dos semanas, es de admirar. Así nos gusten o no algunos de los videos o piezas de propaganda que volvieron virales, es claro que el “viejito”, es un fenómeno político.

Y no precisamente es digno de admiración por particular forma de ser, en la que además dice las cosas sin filtro y sin aquella corrección política que siempre aplaude la delicadeza y la empatía en la comunicación, así a la larga el trasfondo de lo que se diga o se haga sea nocivo para nuestra sociedad (como cuando negociaban la paz); El ingeniero es un fenómeno político porque sencillamente va a ser él, sin aparentes vínculos con las clases políticas tradicionales (que a la larga seguro le irán a apoyar, para que no los deje el tren), la persona con una enorme e histórica responsabilidad: unir un país que está profundamente dividido, por páginas que no hemos sido capaces de pasar o por narrativas que establecen algunas personas, que saben que, dividiendo, logran conseguir adeptos y embolatar incautos.

Empezaremos a escuchar que el Ingeniero es Petrista, que el Ingeniero es Uribista. porque ese ha sido el discurso que nos hemos tenido que aguantar durante los últimos doce años. Sí, ¡doce años! período durante el cual lo que lo único que hemos podido lograr con relativo éxito, es dividir más nuestra sociedad como si no fuéramos colombianos. Lo anterior sin darnos cuenta de que al margen de todo el ruido alrededor de la política, los políticos y las instituciones, hemos mejorado en muchísimos aspectos.

Vivimos en un país donde estoy seguro cabemos todos aquellos que tenemos una visión compartida de una sociedad más justa, más equitativa y con más oportunidades. Sin embargo, es claro que una sociedad más justa no se logra saliendo a solucionar y a la “topa tolondra” con pañitos de agua tibia (y para quedar bien con la opinión pública), aquellos problemas que tenemos a nivel estructural en Colombia.

Tenemos trabas que nos han impedido avanzar, relacionadas estas con nuestra cultura, lo que a su vez nos mantienen en un círculo vicioso de subdesarrollo. Tal vez por ello que la peor receta para solucionar esos inconvenientes, son las políticas asistencialistas y aquellos modelos propuestos por Gustavo Petro, los cuales a la larga promuevan la lucha de clases y el resentimiento social. Por lo que la mejor fórmula será la de alguien a quien no le interesa salir bien en la foto, o aparentar lo que no es.

Por lo que a partir de los resultados de hoy el reto es inmenso para un candidato que, alcanzado el segundo lugar en la primera vuelta, será muy por seguro el próximo presidente de Colombia. A partir de mañana veremos a un Gustavo Petro (incluyendo a su grupo de secuaces), dispuesto a jugarse la última oportunidad que tiene en su vida para ser presidente, mientras, tendrá como contrincante a un invencible Rodolfo Hernández; El “viejito” a la larga se presenta como un candidato ajeno a las dos tendencias políticas que, hasta hoy, por el claro mensaje que les envió la ciudadanía que está hastiada de ese rifirrafe entre Petro y Uribe, tuvieron el principio de su fin. El Ingeniero estoy seguro tendrá, con miras al 19 de junio, una estrategia igual o mejor a la que tuvo hasta hoy, para salir victorioso. El Ingeniero será, el 7 de agosto, el próximo presidente de Colombia, y por fortuna sólo para los próximos 4 años, situación que, con su contrincante es un imposible.

Si Rodolfo Hernández no se convierte una víctima más de alguna argucia de esas de la que la izquierda radical es docta, el 29 de mayo de 2022 sin lugar a dudas quedará para la historia como el día en que ganó, además del Ingeniero, Colombia.

@maxivale

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio