La voz del pueblo es la que debe guiar los pasos de los gobiernos, los mandatarios deben escuchar las necesidades de los ciudadanos y con base en ello, deben gobernar.

Medellín es un ejemplo de esta práctica, el apoyo al gobierno de Daniel Quintero se evidencia en la mayoría de los ciudadanos, pero como en toda norma siempre habrá una excepción, algunas decisiones por parte de la administración municipal han generado controversia por destapar ollas de corrupción y tocar fibras sensibles en apellidos tradicionales, políticos de siempre y empresas que se beneficiaban de la administración para hacer crecer sus arcas.

La oposición a Daniel Quintero que se ha enfocado en manipular información y conseguir voces representativas en los escaños empresariales y del concejo para hacer eco del entramado de mentiras y mensajes falsos, además dichos voceros, usan cualquier información de baja relevancia para mostrarla como debilidad de una administración que con resultados ha demostrado una buena administración.

Por su parte, los comités pro-revocatoria de Medellín nacen como maleza, entre ellos mismos se quitan la luz del sol para sobresalir, los egos en su desempeño hacen trizas a estos grupos gracias a sus discordias internas que emergen sin disimulo, estos movimientos no son impulsados por el pueblo, hacen su plataforma heroica en representantes que tratan de alinear a unos cuantos para presentarse como robustos de apoyo.

Hasta el momento se han registrado ante la registraduría de Medellín cuatro comités: “Medellín te pertenece, Medellín cuenta conmigo, Más Medellín y Corporación primero Antioquia”; estos movimientos de unos cuantos respaldados entre sí, ostentan tener la voz de toda una ciudad, promueven el mismo objetivo: revocar al alcalde Daniel Quintero, pero detrás de ese objetivo, se esconden las mismas oscuras intenciones de retorno al poder por parte de los políticos tradicionales que han mantenido a Medellín en una corrupción disimulada, de la que nos tenían acostumbrados a los medellinenses y no era evidente gracias a su argucia y periplos políticos. Entre los más interesados de esta revocatoria, está el uribismo.

Pero tras esa carrera, emergen discursos arcaicos, repetidos y dejados en el cajón debido a la falta de argumentos por solo apelar al sentimiento ciudadano. El hecho de promover una revocatoria que no tiene una voz popular, hace que la credibilidad se disperse, que tanto los promotores visibles como los que están tras bambalinas recurran a cualquier estrategia para llamar la atención, desafortunadamente, al momento de convocar, no aparece el apoyo que vociferan.

El método efectivo durante años de las viejas maquinarias políticas en Medellín, fue usar el clientelismo para hacerse al poder y tener dominio sobre los recursos públicos; después del fracaso electoral a la alcaldía, continúan en la búsqueda férrea de una revancha política que bajo ningún argumento se puede lograr, se pegan entonces de comités creados como títeres para manipular y regresar al poder.

Gracias a estos movimientos pro-revocatoria, la percepción de ciudad ejemplo se disminuye, hay más división social, y, por ende, la responsabilidad recae en una oposición grotesca y sin escrúpulos.

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Redacción Minuto30

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