Con esta expresión tan colombiana, me puedo referir al enredo en el que se ha metido la revocatoria en Medellín, pues de su transparencia al presentar más de 300 mil firmas a la registraduría para la revocatoria de Daniel Quintero, sólo fueron avaladas 130 mil, y como si fuera poco, le pusieron el ojo a esas otras 130 mil firmas y resulta que fue todo un fraude porque muchas de las firmas presentadas, son escritas por un mismo grupo de personas.

“El dedo en la llaga’ es una de las expresiones coloquiales más empleadas en nuestro país. Se utiliza cuando una persona trata de indagar en un daño causado o un tema escabroso, que ha dejado secuelas de cualquier tipo.

Esconder que la revocatoria tiene tinte político, es como afirmar que el covid no existe, sus promotores tienen nombre propio, el uribismo, el ramismo, el fajardismo y la clase conservadora de Medellín, esa misma que se acostumbró a robarse el erario público y a maquillar resultados de Medellín diciendo que estaba funcionando todo muy bien. Lo absurdo y asombroso de ese entramado de corrupción que secuestró a Medellín en las pasadas administraciones, es que aún tiene seguidores adoctrinados, que, desafortunadamente niegan con absoluta firmeza que la mano política no está involucrada en esta revocatoria.

Precisamente esta semana se le puso el dedo en la llaga al proceso revocatorio que se lleva a cabo en Medellín, después de la anulación de un porcentaje gigante de firmas, terminan rematando con otro puñado de firmas falsas de personas que nunca firmaron, lo que hemos visto en los últimos días es una suplantación sistemática de firmas. Aquí se evidenció toda la estela de corrupción que cobija la revocatoria y a sus promotores; pero esto generó una reacción que se veía venir: hubo enojo, mala disposición, publicaciones en el diario local, respuestas agresivas y hasta denuncias por difamación por parte de los revocadores.

Como les descubrieron todo el enredo estratégico para alcanzar unas firmas que no habían conseguido, están con pánico porque todo el teatro que están haciendo, se les está cayendo.

Yo sí me hago la pregunta, quizá la más coherente que puede existir, si en un programa de recolección de firmas se encuentra más del 60% de las firmas invalidadas por problemas de coincidencia, y 35 mil más que evidencia la mala praxis de poner a otras personas a firmar por los demás, ¿no nos hace una lectura de lo corrupto que puede ser ese proceso? Si la respuesta es que no hay corrupción, entonces tenemos que evaluarnos como sociedad carente de valores, porque la respuesta coherente y sensata sería no apoyar la revocatoria bajo ningún argumento, pues la evidencias muestran el entramado corrupto que se hizo para llevar un proceso revocatorio sin un fin común.

Ahora toca esperar que se pronuncie la fiscalía, pues nosotros como ciudadanos responsables de la democracia en Medellín, debemos dejar que las instituciones hagan su trabajo, pero también debemos defenderlo para conservar credibilidad y la democracia.

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Redacción Minuto30

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