Vísperas de la Semana Santa , todos planeamos lo que va a ser para algunos una nueva vivencia de conmemoración católica de la pasión y muerte de Jesús, otros estarán ultimando detalles para aprovechar los días festivos que ofrece esta celebración viajando, descansando y departiendo con los seres queridos.
A pesar de las diferentes posturas en torno a esta semana, muchos tendrán en común durante este tiempo, la complicidad en el daño que por desconocimiento o voluntariamente (en algunos casos), haremos a nuestra amenazada biodiversidad autóctona, colombiana y las agresiones que proferiremos a los ecosistemas, basando nuestras acciones en las tradiciones y costumbres propias de la época. (No toco acá, el tema de las basuras en parques naturales, playas y demás zonas del país)

Lo que debería ser una temporada de reflexión, meditación, descanso y tranquilidad, Para los animales se convierte en una época de gran crueldad y suplicio. Comenzando por los animales de compañía que habitan en casa, que como es costumbre en tiempos vacacionales, terminan abandonados merced de quién desee brindarles una mano en las calles, pues o es costoso pagar una guardería o no tienen quien los cuide y la prioridad será el disfrute.

De igual forma, la fauna silvestre se ve amenazada de forma particular en estas temporadas donde los habitantes de las zonas vacacionales, buscando generar ingresos a sus ya difíciles situaciones socio económicas, se dedican a extraer de sus hábitats animales como los armadillos, los osos perezosos, muchísimas aves, reptiles, entre otros; ofreciéndolos a orillas de carretera a incautos viajeros que atraídos por el exótico pelaje o plumas, terminan patrocinando un atentando directo contra nuestra biodiversidad; ello, sin contar aquellos comerciantes ilegales que se ingenian cualquier tipo de artimaña cruenta para sacar del país al mercado negro de fauna, a los animales exóticos sin importar el dolor y la cantidad que termina siendo sacrificada en este fin. A Diciembre de 2018, según fuente de la Policía Nacional, se incautaron : 34894 individuos en condiciones deplorables de vida. (Se amarran sus alas, se meten en botellas, se encierran en maletas y cuantas más aberraciones se puedan imaginar).

Hablemos de la gastronomía de la semana Santa.

¿Saben qué es la Trachemys callirostris? Si les cuento que es una especie amenazada, ¿atinaríamos a saber de qué hablamos?, Ahora, si los contextualizo invitándolos a imaginar un plato con arroz, y en medio de un guiso, los deditos inertes de la extremidad de una tortuga?

Si señores, hablamos de la hicotea. La Hicotea es un plato, prohibido pero muy apetecido en la gastronomía Colombiana; particularmente en estas fechas de pasión. Ellas, son habitantes de la zona Caribe desde la Guajira (donde ya el daño que se le hizo fue tan fuerte, que tuvo que ser declarada extinta localmente en 1975, y sometida a actividades recuperación y reinserción en la zona), hasta la zona de Urabá; Algunos individuos, han llegado hasta el Magdalena. Este reptil, uno de los tantos amenazados en su hábitat y vida en Colombia, se consume con avidez en estas temporadas dado el menor valor que tiene frente a la compra del pescado que es menester su consumo normatizado por la vigilia y el ayuno que el dogma Católico ordena, por la prohibición de carnes rojas.

De las personas que leen estas líneas, los que han comido Hicotea, ¿conocen la tragedia que genera su consumo? ¿Justifica tanto dolor , una comida de unos cuantos minutos? Para cazar Hicoteas, los cazadores furtivos se arman de arpones, a muchas de ellas se les “cercena” literal la boca para evitar que muerda a sus agresores y su destino final es una olla con agua hirviendo donde son arrojadas sin el menor asomo de compasión, para luego de estar cocinadas, poder arrancar de tajo su piel y lograr elaborar los exquisitos platos que de ella se generan. En otros casos, se rompe su caparazón con violencia aún con su conciencia íntegra y su corazoncito latiendo.

Su cacería incluye, arponeo de la tierra donde ellas se han escondido sobreviviendo de sus reservas, allí muchas salen heridas; en otros casos, queman humedales para que ellas salgan huyendo buscando refugio, las que no mueren quemadas, les espera el más trágico final.

Las Morrocoy, otra especie de tortuga Colombiana que habita en la zona Oriental del territorio Colombiano; Es otra de las especies amenazadas en épocas de Cuaresma, vigilia y Semana Santa.

Aunque hay zoocriaderos de especies de la familia crocodylidae, en Semana Santa, muchos de estos ejemplares son cruelmente asesinados a manos de cazadores furtivos que con rifles y armas, salen en su búsqueda para la venta en esta semana. La Babilla, otro plato más generado por nuestro apetito consumista.

Las Iguanas, muchas de ellas son abiertas vivas para extracción de sus huevos los cuales son muy apetecidos, entre otras, por un mito que les asignó un poder afrodisiaco que todos desean obtener. Luego de ser abiertos, se rellenan sus entrañas con ceniza, aquellas que tienen el “beneficio” de seguir viviendo, pues otros van directamente a las cocinas para otras prácticas cruentas y dolorosas. Esos individuos que recibieron el beneficio de seguir con vida, finalmente terminan sufriendo muertes muy dolorosas, pues las infecciones los consumen lentamente hasta que mueren emaciados.

Yo apelo por la crueldad, por todo el daño atroz y cruento que se les infringe, pero si usted, querido lector considera que nuestro planeta es uno más en la ley de supervivencia del más fuerte, no lo comparto pero se lo respeto; y a usted que lo piensa así, lo invito a entender que este exterminio indiscriminado a lo único que nos va a llevar es a una Hecatombe en la cual nuestra falta de visión de futuro nos pasará cuenta de cobro frente a nuestro planeta. Cada uno de esos individuos que usamos a nuestro placer y que condenamos bajo nuestro dedo obligante, cumple un papel importante en el desarrollo de la vida, de los ecosistemas. Ellos se encargan de mantener un equilibrio en la naturaleza que hace que toda la vida fluya de la forma como lo viene haciendo desde tantos años atrás. Negarse a ver lo evidente, es de necios.

Los invito amigos en esta semana de reflexión, a condolerse con estos hermosos ejemplares que la tierra nos ha brindado, rechazar su consumo, su cacería, su tráfico y su daño. Pequeñas acciones, generan grandes cambios.

Feliz semana.

Fundación O.R.C.A
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Redacción Minuto30

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