Desde hace varios años, la Corte Constitucional ha pedido conceptos técnicos a FUCEB, antes de emitir sentencias sobre aborto y eutanasia.
El lunes 22 de febrero de 2021, la Corte Constitucional radicó el segundo concepto de la Fundación Colombiana de Ética y Bioética FUCEB (ambos están en https://www.corteconstitucional.gov.co/secretaria/archivo.php?id=22690 del 12 de noviembre de 2020 y el del 22 de febrero de 2021, mencionado en este artículo:
https://www.corteconstitucional.gov.co/secretaria/archivo.php?id=25699), sobre una demanda del semestre pasado, que radicaron promotores de la destrucción una parte de quienes pertenecen a dos poblaciones que son minoría nacional.
Los seres humanos en el inicio de su vida, son una población minoritaria de la que todos fuimos miembros, porque su posición no es dominante, residen en nuestro país con vínculos estrechos –genéticos– con mujeres y hombres, en y desde nuestro territorio; además, poseen los rasgos físicos y de entorno vital exclusivos de estos dos grupos poblacionales respecto del resto de la población y realizan la interacción más íntima posible con mujeres que están en Colombia, aportándole a sus madres desde la segunda semana de embarazo, con un microquimerismo –en este caso de células del hombre hijo o de la mujer hija, en el cuerpo de la madre–, como expone FUCEB, que tiene efecto durante decenas de años de vida en ellas.
Esta forma de microquimerismo es para cada madre un “seguro de vida biológica” que les facilita la reconstrucción de tejidos de órganos vitales, porque estas células de los hijos que quedan en el la médula ósea de su madre, salen por el torrente sanguíneo y se especializan según son las de la estructura orgánica que ayudan a reparar; los hijos continúan haciendo este aporte a la madre mientras están viviendo las etapas embrionaria y fetal de su crecimiento y desarrollo.
Este aporte de los hijos a sus madres a partir de la segunda semana de estar creciendo y desarrollándose dentro de ellas, es una peculiar “solidaridad biológica”, que evidencia en el cuerpo de la mujer, que un ser humano jamás es un mero cúmulo de células, sino un organismo que coordina sus propias estructuras y funciones, y sabe interactuar coherentemente con su entorno más inmediato, que en la naturaleza es su propia madre, y que pertenece a la especie biológicamente más perfecta del universo conocido, la humana.
Lo realmente ecológico es acoger, amar, ser solidario y cuidar, comenzando por una buena y continua educación en afectividad y sexualidad, a todo ser humano, siempre, en la medida de lo posible por parte de cada uno y sin excepciones.
En esto también tiene su parte la Corte Constitucional, porque toda norma y su jurisprudencia, acertadas o no, suelen tener un efecto en la mentalidad y la conducta de las personas, al menos en quienes las causan, porque con el modo de hacerlas e interpretarlas, se hacen mejores o peores en cuanto humanas, y esto afecta su ser y su modo de relacionarse, y los aproxima o no, a su pleno desarrollo humano. Este efecto interno es más contundente, profundo y humanamente decisivo, y depende exclusivamente de la libertad más íntima, con la que quien decide se identifica solo por él mismo, con la alternativa que elige.
Así es como se modelan las personas humanas a sí mismas, para bien o para mal, en lo que con su decisión libre se hacen responsables de lo que causan interna y externamente, y de los consiguientes efectos.
En esto tiene razón FUCEB al hacer su solicitud a la Corte Constitucional, que no puede discriminar, marginalizar ni promover la destrucción, de algún miembro de la familia humana en Colombia, ni ceder a la influencia internacional de personas o instituciones que promueven el genocida negocio del aborto.
En Colombia, según nuestra Constitución Política, el único soberano es el pueblo y es a éste, completo, con sus hijos incluyendo embriones y fetos, al que debe servir lealmente todo funcionario público, sin que alguien tenga derecho a promover la aniquilación de algún ser humano cediendo a quienes nos atacan mortalmente menguando nuestra población, destruyendo el corazón de las mujeres, los hombres y a las familias, y contradiciendo el derecho universal y sin excepciones, de todo ser humano a seguir viviendo porque, como dice el texto de FUCEB:
“Un ser humano inicia cuando comienza su vida porque, para todo ser vivo, vivir es ser. No hay seres humanos que no sean seres vivos y no existen seres vivos de la especie humana, que no sean seres humanos reales.
No hay un organismo humano que no sea un cuerpo humano. Los “preembriones” son fantasías: “pre” hace referencia a lo que no se es. En Biología ningún cuerpo vivo es “pre”; cada uno tiene una identidad de cuerpo vivo por su genoma, que hace posible su automovimiento diferente respecto de los demás cuerpos vivos.”
Que esto parezca no estar al alcance de la capacidad intelectual y actitudinal de algunas personas, no les da derecho a que la Corte les conceda anulación de penas para que destruyan a inocentes.
Las causales de la Sentencia C-355 de 2006 y todas las derivadas de ésta, como lo dice el texto de FUCEB, “[…] desde el punto vista científico, son insostenibles y contradicen la justicia, porque los derechos humanos no son compatibles con el exterminio de seres humanos.”
En la investigación publicada el 7 de enero de 2021, mencionada por FUCEB en su último concepto enviado a la Corte Constitucional, hacen notar que el microquimerismo disminuye con la lactancia materna, por el impacto duradero de ésta en las redes de regulación inmunológica, y que es menor en gestantes de mayor edad.
El primer requisito para garantizar que un modelo de desarrollo social sea óptimo, es su plena coherencia con las perfecciones constituyentes de todo ser humano y la lógica interna de éstas, de las que se deduce cuál es la buena lógica y la actitud correspondiente, para lograr la convivencia familiar y social que más aporte al pleno desarrollo humano y, en función de éste –lo contrario sería una descontextualización nociva– del cuidado del entorno natural y artificial.
Hay que continuar pensando en un diseño de vida familiar, laboral, cultural, lúdica, jurídica y social, que sea más coherente con lo mejor en salud, según las características biológicas y espirituales de las mujeres, sus hijos durante su convivencia intimísima y mutuamente aportante desde dentro de ellas, y demás miembros de su familia, y lo que más conviene al desarrollo personal y familiar de todos con ocasión de la etapa más temprana de la crianza.
En justicia, los seres humanos se asocian en un estilo de sociedad, que debe ser siempre para el bien de todos, sin excepciones.
La opinión del autor de este espacio no compromete la línea editorial de Minuto30.com