El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, hijo del más recordado zar del café colombiano, Jorge Cárdenas, educado en las mejores universidades del mundo, fue el encargado de darle el puntillazo final a la moribunda caficultura nacional, cuando anunció un lánguido auxilio de $ 2.000 por arroba de café, para atenuar las multimillonarias pérdidas de los productores nacionales.

Manguala I.

El ministro de Hacienda y el gerente Genaro Muñoz,  con el silencio cómplice del presidente Santos, sentenció la quiebra a las 600 mil familias cafeteras con un “Si les gusta bien, y si no, se van”.

Rebelión cafetera.

El líder cafetero Mario Gómez Estrada, representante de Caldas en la Federación Nacional, los comités departamentales de Antioquia, Huila, Tolima, Valle del Cauca y Caldas, que representan el 60,8% de la caficultura nacional, rechazaron la posición genuflexa del Gerente que, respaldado por comités departamentales pequeños, agradecieron las dádivas caídas de la mesa del indolente ministro.

La otra manguala.

Así respondió Mario Gómez, en La Patria de Manizales, al comentario de Guillermo Trujillo en el diario La República, a una supuesta manguala, urdida por el ministro Juan Camilo Restrepo y Mario Gómez para el manejo indirecto de la Federación.

Los desplazados.

Cual pobre vergonzante el cafetero trata de ocultar su ruina, ayer símbolo patrio y de orgullo familiar, para inscribirse como desplazado en Familias en Acción. Tener finca y deudas no lo hacen elegible. Los cafeteros han sido desplazados por los desplazados.

Ley de quiebras.

A los cafeteros no les prestan los bancos, sus quiebras  no afectan el sistema financiero, como sí lo puso a tambalear la crisis de los constructores en el año 1999. Para ello crearon una ley especial de quiebras y el 4 por mil para estabilizar la economía siendo ministro Juan Camilo Restrepo.

Sin vocero.

Los cafeteros no tienen vocero, el gerente de su gremio no los representa y el ente que los agrupa está muy ocupado protegiendo sus inversiones para ocuparse en temas tan incómodos como la quiebra de unos quejosos campesinos, que no son combustible de las locomotoras oficiales.

El café de otros países.

Engaño tras engaño, así son los remedios que les dan para atender su crisis. Del Fondo Nacional del Café salen los recursos para  la campaña «Yo tomo café», y de la misma Federación salen los permisos para que los tostadores nacionales importen y tuesten para el consumo nacional café del Perú, del Ecuador y de Vietnam. Resultado: los cafeteros financian la publicidad para que consumamos cafés de otros países, porque el nuestro se lo comió la broca, la roya, la araña roja, el minador, el mal rosado… y lo poquito que quedó lo acabó el verano, la burocracia y los expertos en quiebras de la Federación Nacional de Cafeteros en Insolvencia.

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Redacción Minuto30

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