Compartiendo un café con amigos, me preguntaron por qué el cambio de nombre para lo que antes llamábamos accidente de tránsito. Les causó extrañeza que el término que siempre conocieron ya no se usara.

Las palabras tienden a resignificarse y de acuerdo a la evolución del lenguaje y los nuevos usos, adoptan nuevos sentidos. Los accidentes son por definición, hechos fortuitos en los que no hay «culpa» humana.

Dice la Real Academia de la Lengua, RAE, que un accidente es un «Suceso eventual o acción que involuntariamente resulta daño para las personas o las cosas». De acuerdo con esta definición, los accidentes son imprevisibles. Es decir que están asociados a causas naturales sobre las que el ser humano no tiene responsabilidad.

En Medellín hablamos de incidentalidad o siniestralidad vial, pues una infraestructura no muy adecuada desde el diseño y las malas decisiones de quienes usamos la vía, ya sea como peatones, conductores, pasajeros o acompañantes, generan consecuencias que pudieron evitarse actuando preventivamente, con prudencia y con mayor eficacia en el control por parte de las autoridades.

En el distrito nos hemos propuesto reducir la incidentalidad vial a través de la actualización de los límites de velocidad, y así preservar la vida de todos los actores de la vía, cómo bien supremo. Para lograr este propósito es necesario el aporte de todos. Fortalecer la transformación cultural y el cambio de imaginario según el cual hemos creído erróneamente que llegar a tiempo significa viajar a mayor velocidad. Los primeros pilotos adelantados en la carrera 64 C y la Avenida 80 han dado resultados positivos en la disminución de Incidentalidad y mortalidad después de quedar a 50 kilómetros por hora la velocidad máxima en sus recorridos.

Vías amables, amigables con el ambiente, que sean seguras para los peatones, los ciclistas, los conductores, los niños y adultos mayores; que hagan agradables los desplazamientos, implican la toma de decisiones inteligentes al usar la vía. Para este fin estamos buscando a los rectores de las universidades públicas y privadas para sensibilizar y llamar la atención sobre las competencias en diseño y estructuración de la infraestructura para territorios densamente poblados.

Hasta el momento, las noticias no son buenas para Medellín: entre el primero de enero y el 17 de noviembre la Secretaría de Movilidad ha atendido 32.000 incidentes viales, los cuales han dejado 218 víctimas mortales y cerca de 24.000 personas lesionadas.

Por el alto costo que implica como sociedad la pérdida de vidas humanas, por la afectación a la economía y a los entornos familiares y sociales, conduzcamos con inteligencia y evitemos los incidentes viales a toda costa.
A la hora de gestionar la movilidad en Medellín, debemos reconocer que cohabitamos un valle estrecho con unas condiciones medioambientales que nos obligan a tomar medidas para preservar la calidad del aire, que los desplazamientos son cada vez más lentos por la alta cantidad de vehículos en circulación, que somos una ciudad de tres pisos interconectada con los valles de San Nicolás en el Oriente y del Tonusco en el occidente. Adicionalmente a diario nos llegan ciudadanos de localidades vecinas a estudiar, trabajar o solicitar servicios especializados de salud, quienes regresan a sus hogares al finalizar la jornada, pero durante su estadía consumen servicios de transporte en la capital que convierten las vías de acceso y salida en lugares altamente congestionados y contaminados.

Medellín es una Smart City gracias al uso de tecnología de punta para gestionar una movilidad inteligente, uno de los grandes logros es la creación del Centro Integrado de Información de Tráfico y Transporte CITRA, con aportes del gobierno de Corea del Sur y que ha permitido monitorear en tiempo real el comportamiento vial en el distrito. Próximamente CITRA podrá consumir los datos del Sistema de Alerta Temprana de Medellín y el Valle de Aburrá SIATA, lo que permitirá tomar medidas preventivas frente a fenómenos climáticos que afecten los desplazamientos de la ciudadanía.

El uso de tecnología de punta, aprender de las experiencias exitosas aplicadas en otros países teniendo en cuenta nuestras particularidades, salir 5 minutos más temprano, aprender a bajarnos del auto y caminar, disfrutar la ciudad, aprovechar la amplia oferta de transporte público integrada al metro como eje articulador de la movilidad libera la tensión sobre las vías, permite una mayor fluidez y disminuye la incidentalidad. Transportarnos en bicicleta, haciendo uso de los 105.4 kilómetros de ciclorrutas que existen actualmente es otra buena recomendación para descongestionar las calles y disminuir nuestra huella de carbono, lo que aporta a la construcción de una verdadera Ecociudad.

Gestionar la movilidad del distrito teniendo en cuenta la planeación del territorio, sus especificidades, sus cambios constantes, la ocupación cada vez mayor de las laderas y la consiguiente carga poblacional y su impacto sobre la demanda de servicios de transporte requieren de visión amplia de ciudad región, de la adaptación a nuevas tecnologías y de las limitaciones para la construcción de nuevas vías, por lo que las medidas deberán encaminarse a fortalecer el transporte público colectivo, pacificar las vías y disminuir la contaminación, todo ello enfocado en la disminución de la incidentalidad.

En noviembre, Medellín celebra el mes de la movilidad bajo el lema Vive la Vía. Que sea esta la oportunidad para reflexionar sobre nuestro papel al desplazarnos por el distrito, sobre cómo contribuimos a una movilidad consciente, cómo nos apropiamos de los espacios pacificados, qué ejemplo damos a nuestros hijos y en general cómo aportamos al cuidado de la vida de todos y todas.

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio