pacto continental
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Redacción América, 12 may (EFE).- Una treintena de académicos y personalidades políticas de inspiración progresista -entre los que se encuentran el ex secretario ejecutivo de la Cepal José Antonio Ocampo, el ex secretario general de la OEA José Miguel Insulza y el expresidente de la CAF Enrique García- reclaman a Estados Unidos la «urgente puesta en marcha de un nuevo pacto continental» que favorezca condiciones de desarrollo para América Latina, según una declaración anticipada este viernes a EFE.

«Ya no hay espacio para las viejas teorías bajo las cuales se sustentó la relación interamericana en el pasado», señala el manifiesto hecho público por la Mesa de Reflexión Latinoamericana, una red cuyo propósito es identificar condiciones para el diálogo regional interno y de América Latina con el resto del mundo.

«Valoramos ciertos pronunciamientos recientes que reclaman pasar de la palabra a la acción», considera el documento, que se hace eco de las palabras del consejero de Seguridad Nacional de EE.UU., Jack Sullivan, quien días atrás se refirió al propósito de movilizar miles de millones de dólares en inversiones en las economías emergentes «con soluciones que estos países desarrollen por sí mismos, pero con capital posibilitado por un tipo diferente de diplomacia estadounidense».

Sullivan propugnó que los bancos multilaterales de desarrollo respondan a los retos contemporáneos y actualicen sus modelos de negocios, «especialmente el del Banco Mundial, pero también el de los bancos regionales de desarrollo», recoge el manifiesto firmado por los excancilleres Allan Wagner (Perú), José Miguel Insulza (Chile), Gustavo Fernández (Bolivia), Diego García Sayan (Perú), Sandra Jaramillo (Ecuador) y Edgar Gutiérrez (Guatemala).

La declaración de la Mesa de Reflexión Latinoamericana también está suscrita por los académicos argentinos Roberto Rusell, Juan Gabriel Tokatlián y José Octavio Bordón, la mexicana Guadalupe González, el chileno Fernando Reyes Matta, la costarricense Josette Altmann, y exresponsables de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la Organización de Estados Americanos (OEA), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Corporación Andina de Fomento (CAF, hoy Banco de Desarrollo de América Latina), entre otras personalidades.

«Más allá de la invasión y la guerra en Ucrania, el escenario internacional reclama un nuevo sistema de convivencia con nuevas reglas», propugnan los firmantes del documento. «Más que trabajo por terminar es trabajo por comenzar», señalan en alusión al reciente anuncio del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, quien al postularse a la reelección pidió a los votantes de su país una segunda oportunidad para “terminar el trabajo”.

«De una u otra forma, lo que el consejero de Seguridad Nacional de EE.UU., Jack Sullivan, está planteando es dejar atrás el Consenso de Washington», explica a EFE Fernando Reyes Matta, en referencia al concepto acuñado en 1989 por el economista John Williamson para definir un paquete de reformas estándar diseñadas desde la óptica de Estados Unidos para los países en desarrollo castigados por la crisis financiera de la época.

«Ha llegado el momento de repensar esa relación entre Washington y el resto del continente e ir a una recapitalización del Banco Interamericano de Desarrollo. Estados Unidos tiene una tarea pendiente en este ámbito, el del financiamiento para el desarrollo», sostiene Matta, director en Centro de Estudios sobre China de la Universidad Andrés Bello.

«Esa decisión está pendiente. Hasta ahora no se ha dado lo que podríamos llamar un nuevo pacto social, que es el que debería haber emergido de la Cumbre de las Américas, cuyo fracaso relativo es responsabilidad tanto de Estados Unidos como de América Latina», señala el diplomático y académico chileno, para quien las declaraciones de Jack Sullivan «parecen abrir ahora una nueva oportunidad».

La Cumbre de las Américas, celebrada en julio del pasado año en Los Ángeles (EE.UU.), «ratificó dos hechos que llaman a una rectificación mayor: por una parte, una América Latina y Caribe fragmentada y huérfana de coincidencias esenciales para avanzar ante las realidades del siglo XXI, y por otra por otra, un Estados Unidos sin propuestas mayores desde las cuales impulsar una estrategia hemisférica capaz de construir desde la diversidad», afirma la declaración difundida este viernes.

«La primacía de la agenda geopolítica que impulsa globalmente Washington -señala- es disfuncional para la región e, incluso, para Estados Unidos pues, en esencia, niega los enormes y profundos retos sociales que por igual atraviesan a América toda».

Consciente de que los países de la región se han visto expuestos a un inestable escenario diplomático, militar y económico mundial marcado por una conjunción de sucesivas crisis -en particular, la guerra en Ucrania-, la Mesa de Reflexión Latinoamericana propone «avanzar con urgencia hacia un diálogo político serio entre Estados Unidos y América Latina, teniendo como columna vertebral un plan de acción de fuerte compromiso en el desarrollo social y el cambio climático, junto a la protección de la biodiversidad».

Y por ello reclama la recapitalización del BID y «la mejora en la eficacia de sus créditos», como ya ha hecho el CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, con «un avance importante en su capitalización y en una mirada de largo plazo».

Manuel Fuentes

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