Ya se ha mencionado que en un gobierno comunista en Colombia, como sería el de Gustavo Petro, la llamada “Primera Línea” se convertiría en algo parecido a los Comités de la Defensa de la Revolución (CDR) de Cuba o a los colectivos chavistas de Venezuela, que son esbirros al servicio de esas dictaduras para masacrar a los ciudadanos que no son afectos al régimen, igual que actualmente pasa con las protestas en la isla caribeña dominada por una camarilla comunista; a lo que indefiniblemente habrá que agregar que la denominada “Primera Línea”, en la campaña electoral que se avecina en nuestro país, usando el terrorismo y el vandalismo tendrá capacidad de veto en algunas partes, impidiendo que candidatos que defienden la democracia puedan hacer proselitismo.

Lo anterior demostraría que en Colombia una dictadura comunista estaría actuando a sus anchas sin haber ganado el poder en las elecciones, de modo que las autoridades deben estar alerta ante esa amenaza que se cierne sobre la democracia y la libertad; porque estas bandas violentas de la “Primera Línea” que a futuro serán los “Guardias Rojos de la Revolución”, están adoctrinadas por el totalitarismo comunista en su gran mayoría y, también desde luego hacen presencia los idiotas útiles que nunca le faltan a las fuerzas extremistas izquierdistas.

La tal “explosión social” con ocasión del Paro Nacional que ha sido el pretexto, de acuerdo a la cartilla leninista debe conducir a la “insurrección popular” o a ganar las elecciones en el 2022, para la toma del poder definitivamente, sin importar la cantidad de vándalos que participan en las acciones violentas que se han realizado desde el 28 de abril, ya que lo que le interesa al totalitarismo en estas calendas es ejercer poder mediante el terrorismo, demostrándose que el número de individuos adiestrados para sembrar el caos es insignificante frente a los más de 50 millones de colombianos, pero en la estrategia marxista el número es lo de menos, en vista de que se sigue al genocida chino Mao Zedong, quien planteaba, que una sola chispa puede incendiar la pradera, como lo hemos dicho en otras oportunidades.

No solo Mao, esgrimió la teoría foquista para la toma del poder, sino que en Latinoamérica el sicópata comunista argentino-cubano, Che Guevara, consideraba que si las condiciones para la revolución no estaban dadas, el foco insurreccional las crearía, porque dentro de la combinación de todas las formas de lucha esas condiciones se pueden dar en el campo o en las ciudades; subrayando que el vandalismo y los actos terroristas en las diferentes protestas en Colombia, son situaciones que han ocurrido desde hace varios años, puesto que muchas convocatorias a manifestaciones pacíficas, terminan infiltradas por parte de grupos extremistas que desarrollan distintas maneras de violencia, con todas las expresiones de odio que tiene el marxismo, debido a que ese es uno de sus principios fundamentales.

Para la secta marxista leninista su común denominador es el odio, de ahí la consigna que ha enseñado el comunismo totalitario, a sectores ignorantes y atrasados que ha influenciado, acerca de que para ser un buen revolucionario “hay que amar al pueblo y odiar a su enemigo”, pero ¿cuál pueblo? Si la fauna comunista tiene su propia semántica, y al término pueblo le colocan un significado diferente del que conocemos el resto de mortales. Indiscutiblemente el odio es un patrimonio inamovible del marxismo, por ello no se explica en la lógica, las posturas hipocráticas de los miembros de ese engendro, puesto que para que exista la lucha de clases debe haber un odio inmenso.

Las Farc y el Eln no piensan abjurar de la lucha de clases que es la base del odio, tampoco el resto de mamerteria que abraza al marxismo, pues la diabólica lucha de clases según las entelequias totalitarias es el motor de la historia, entonces la batalla de ideas se tiene que poner al orden del día para frenar las intenciones hegemónicas comunistas que buscan avasallar al verdadero pueblo colombiano, y por ello no hay que confundir la lucha de clases con la lucha social.

La lucha de clases se sostiene en el fetiche del materialismo histórico, en donde Mao Zedong, decía que esa era una ley objetiva independiente de la voluntad del hombre; semejante exabrupto es propio de la fantasía enfermiza y burocrática producida por el marxismo, pues el oscurantismo del comunismo totalitario no tiene en cuenta el pensamiento ni el querer de las personas, sino que como cualquier secta fanatizada cree de manera cerrera en la superstición, cuando menciona al materialismo histórico y la inevitabilidad como leyes determinantes.

De la misma manera que el marxismo leninismo en una forma mendaz, dice luchar a favor de los pobres y en contra del capitalismo (que tiene diferentes acepciones), el nazismo y el fascismo también manejaban esa prédica falaz, puesto que tanto Hitler como Mussolini hablaban a favor de las masas necesitadas antes de llegar al poder, lo que significa que desde la visión del marxismo leninismo este par de genocidas podrían aparecer también como “padres del proletariado”.

La chispa que enciende la pradera para hacer la “revolución” y que la hemos visto en Colombia, durante muchas protestas a través de los años, está ligada a la lucha de clases, el odio, la violencia y el terrorismo, de ahí precisamente que es fundamental la defensa de la democracia, debido a que es la única alternativa real y factible frente a la dictadura que le quieren imponer a los colombianos las fuerzas absolutistas del marxismo leninismo, que emplean diferentes divisas para maquinar en contra de la libertad, en donde lo que llaman la “Primera Línea” tiene una tarea infame para la próxima campaña electoral, buscando impedir que miembros de las fuerzas democráticas y republicanas hagan campaña en algunos sitios de la nación, lo que demuestra la vileza del comunismo con sus diferentes máscaras unas legales y otra ilegales.

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Redacción Minuto30

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