Se cumplieron ayer dos años de la Era Santos con un veredicto en las encuestas que lo raja en temas tan sensibles como la seguridad, la salud y la educación. Una encuesta de Datexco para El Tiempo yLa W Radio muestra una caída en diez puntos con respecto a junio de 2012, con el 43,9 por ciento; el 52 por ciento de la población colombiana lo ubica muy distante del pueblo y solo el 26 por ciento está de acuerdo con su reelección.

Complemento.

A Santos solo le queda un segundo tiempo para enfrentar el tema de la justicia con una reforma que descubrió todos los males de su administración y que terminó desnudándolo por completo ante la opinión nacional e internacional por el contubernio que pretendió montar   desde la Casa de Nariño con sus apéndices inmediatos: el Congreso, con su mermelada, y las altas Cortes seducidas con el provocativo 12-70.

Fracasos.

Con la educación pública no ha pasado nada, pues la cacareada ley se cayó en las calles de Bogotá y en las demás concentraciones urbanas del país, por cuenta de las presiones estudiantiles que nos revivieron las jornadas de los 70 y la “primavera árabe”. La salud pública con dos ministros  y un saldo en rojo. Con un ministro en la Hacienda Pública responsabilizando a la actual ministra de la poca ejecución en materia de salud. Con un Superintendente relevado porque estaba seriamente comprometido con la política.

Desatinos.

Con la infraestructura vial en veremos, pues hasta ahora todo sigue en anuncios: la doble calzada Bogotá-Girardot; el túnel de La Línea; las colosales Autopistas de la Prosperidad; la vía a Buenaventura, y Manizales aislado por aire y tierra. En materia de infraestructura estamos como en el primer día de la creación.

Anarquía.

El Ministerio de Defensa pasa por su peor momento. La guerrilla más decrépita del mundo ha regresado a cincuenta municipios y con ellas el ‘boleteo’, la extorsión, la voladura de oleoductos y la anarquía en el  Cauca. Igualmente, el retorno de las Farc y el Eln a Arauca son signos del deterioro que sufre la seguridad del país pero, según el Gobierno, aquí estamos en Suiza porque terminaron confundiendo a Dinamarca con Cundinamarca.

Locomotoras.

Las de minas y energía continúan sin rumbo. No arrancan. El  desempleo lo pretenden acabar poniendo más semáforos en las calles y avenidas. Y nos quieren vender la idea de que aquí no pasa nada. En materia internacional, la carta con la que juega el Gobierno, corremos el grave riesgo de perder nuestra soberanía por cuenta de la “salomónica”  canciller estrella María A. Holguín.

Viviendas.

Las famosas cien mil viviendas no se ven.  El ministro Vargas terminó en el lugar  equivocado, después de haber hecho una gran labor en el Ministerio del Interior, donde fue remplazado por un ciudadano que, al parecer, aún no se ha posesionado y ni siquiera acude a las citas con los indígenas caucanos, porque no tiene argumentos para enfrentarlos.

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Redacción Minuto30

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